(FIL 2012, 26 de noviembre 2012).
Pino(Salvador Martínez Della Rocca): “La literatura política es extraordinaria, hace llorar a los que la vivimos y hará llorar a quienes tengan la sensibilidad entender lo que pasó. Porque aquí se cuenta la historia de algunas de las libertades que hemos defendido en este país, pero los jóvenes no saben que constaron sangre.
“Debemos de superar el concepto heroico de la política, donde al político lo hacen un artista de Wooliwood. El coro son todos en las tragedias griegas que están vestidos de negro, atrás, los sin cara, como el subcomandante Marcos, el coro es el pueblo”.
Elena habla en su libro de los héroes. De una cantidad enorme de chicos, viejos y jóvenes que ella entrevistó sobre cómo habían vivido el 2 de octubre del 68. Les da la palabra a todos. Nosotros no venimos a este mundo para estar del lado de quienes hacen la historia, venimos a estar del lado de quienes la padecen.
¿Qué fue el movimiento del 68? Vivíamos en una sociedad donde el Estado era profundamente autoritario, represor, donde alzabas la palabra y el presidente estaba frente de ti, en 3 segundos llegaban unos guaruras y ya estabas afuera, si te iba bien; donde los medios masivos de comunicación callaban, no había sociedad civil.
En ese estado, por un incidente, de unos chavos que jugaban futbol, terminaron agarrados a chingadazos. Un 23 de julio se pelearon, llegaron unos granaderos, éstos abusaron de la fuerza. El 26 de julio íbamos a hacer una marcha para conmemorar un año más de la revolución cubana y la guerra de Vietnam. Sorpresa, nunca nos daban permiso, y cuando nos daban permiso, terminaban los granaderos agarrándonos a madrazos.
En el movimiento del 68, por eso los masacraron, por pedir lo que ya estaba en la Constitución, en el apartado de las garantías individuales. ¿Qué paso? Parece ser que perdimos porque hubo un genocidio. El 68 sigue vigente por la lucha de las necesidades democráticas que debemos defender todo el tiempo.
Juan Villoro: “Este libro representa la voz del coro, aquellos que estaban detrás de la historia. Hay que tener en cuenta que nosotros podemos entenderlas porque Elena les dio forma. Es un libro hecho de fragmentos”.
(Paco Ignacio Taibo II entra a la sala, la gente le aplaude con júbilo.)
En este torrente de ideas, palabras, alguien tenía que hacer la síntesis lo que valía la pena. Ella logra eso. Es el legado del 68. Muchos de los cambios que hoy podemos disfrutar y de las ilusiones que aún tenemos provienen de ese momento. Planteó expectativas para el porvenir. El legado sigue abierto. Es un legado no sólo político, sino contracultural, de derechos civiles y la lucha contra la discriminación. En una de las declaraciones que hizo Eduardo Valle, El Búho, dice que los verdaderos herederos del 68 no somos nosotros. Nosotros ya somos cartuchos quemados, probablemente no tendremos la oportunidad. El legado les corresponde a los niños de entre 12 y 14 años, cuando ocurrieron las manifestaciones. Ellos, los que vieron lo que pasaba desde las aceras, balcones, ventanas, nunca van a olvidar la ignominia a la que fueron sometidos sus hermanos mayores.
Éramos nosotros que sabíamos que algo se debía de hacer, pero no podíamos participar porque teníamos apenas 12 años. Los amigos de la escuela hacían causa común junto con los noticieros de aquel entonces decían, los comunistas quieren sabotear los décimo novenos Juegos Olímpicos.
Si todo el mundo hablaba del 68, diciendo que se traba de una sublevación comunista que amenazaba a México; mi padre no me decía nada, no quería involucrar y al mismo tiempo quería que yo sacara mis propias conclusiones; entonces sospeché que mi padre era un espía. Yo asumí la postura de desconfiar de todo mundo. Gracias a Elena pude entender la verdad de estos hechos.
Hay mucha gente que dice: “No te preocupes, eso va a pasar, se van a olvidar”. Por eso surgió el lema: “2 de octubre no se olvida”. Esa es la reparación que nos pudo dar la memoria de Elena. Hay muchas cosas que no ocurren en el medio de los hechos, pero que triunfan primero en la conciencia, cambios que necesitamos, que ya están en un consenso, todavía no se convierten en la realidad. Del mismo modo, hay muchas cosas que no pudieron ser sancionadas en su tiempo, pueden regresar a nosotros, para que este segundo tribunal de la memoria las considere verdaderas.
Paco Ignacio Taibo II: “Cuando el libro salió, hubieron dos reacciones inmediatas de quienes lo leímos. Uno: en la madre, ¿qué le va a pasar a Elena por haberlo escrito? No tienen idea el nivel de censura, de persecución en aquel entonces. Se demostró lo que ustedes ya saben, la oligarquía de este país, afortunadamente, no lee libros. Piensen que vivíamos con cero espacios informativos. Los días en que estábamos repartiendo volantes en la puerta de una panadería, nos balearon. Dos: no se puede olvidar el valor de la editorial Era; pusieron sobre la mesa, y decir: aquí está el libro.
No somos parte de una generación que hizo historia, somos parte de una generación que va a hacer historia junto con ustedes, los que tienen 5, 90 años; no se terminó. El mensaje: la historia y el país están vivos.
Elena Poniatowska: “Ese libro le debe su vida a don Tomás, el director de la editorial en aquella época. Él argumentó haber estado en la Guerra Civil de España, saber lo que son los bombardeos. Ese libro sigue imprimiéndose y debe salir”.
Elsa I.Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de Colima
El 29 de noviembre de 2012