jueves, 15 de diciembre de 2011

Los meseros


SIEMPRE he soñado en ser mesera. La razón podría ser porque mamá lo fue en algún tiempo, para saber si puedo dar un buen servicio, por ser una persona muy quisquillosa en asuntos de comida. La situación es que en algunos restaurantes de los que he visitado, ya sea en Manzanillo o la ciudad de Colima, el servicio que brindan los meseros no es nada loable.
En el puerto, El Chantilly dista mucho del buen servicio y buena comida que años atrás se brindaba a la clientela. Todo cambió desde que se traspasó el negocio. Aunque sigue siendo un lugar de preferencia de muchos, se mantiene gracias a su ubicación –a un costado de la presidencia municipal– y al horario en que tienen sus puertas abiertas al público.Una de las últimas veces que lo visité, pedí unas entomatadas. Al probarlas pude percatarme de que sólo eran tacos de tortilla calentados en horno de microondas con queso relleno y encima salsa de tomate picosa –de las que suelen poner en las mesas–.Desilusionada comencé a comer. Al concluir le pedí a la mesera que de favor le dijera a la cocinera que el platillo que acababa de ingerir estaba de muy mal sabor; ella contestó con una expresión seria: “No se notó”, y molesta le respondí: “Tuve que comerlas, ya que voy a pagarla”.En el otro negocio, Coco Landia, puede percibirse una rotación de personal. Hace pocos días fui a desayunar con Yassir Zarate, un escritor tlaxcalteca. El hombre que nos atendió inició bien su trabajo: ofreció la carta. Dejé que instruyera al invitado, quien pedía tatemado estilo colimote. El camarero lucía cortés, sin embargo, el paseo de un lado a otro del chicle o pastilla en su boca desmeritaba su imagen.
Recuerdo que también en ese mismo lugar, una vez un mesero tartamudo nos atendió –a mí y al poeta, Eduardo De Gortari, un defeño–, al tipo le tuvimos paciencia, pero casi salgo hablando como él.
Los Naranjos Campestre en Colima es un lugar acogedor. En la entrada principal, los periódicos están en espera de ser leídos por los visitantes –aunque no hay de todas las editoriales–; los pasteles tristes están en las paneras cubiertos; la atención de los meseros no es mala, pero tampoco cordial, es un establecimiento donde la imagen se vende. Pareciera que los camareros no tienen iniciativa en recomendar algún platillo u ofrecer una sonrisa.
Qué decir del restaurante Casa de Piedra, éste es un ejemplo del servicio excelente que se le brinda a los comensales. Sé que existen una variedad de negocios de comida para distintos gustos y bolsillos, esto no es una barrera para no brindarles a los futuros clientes el mejor servicio, al contrario, entre menos grande, mejor debería ser.
Los camareros olvidan que el cliente es quien contribuye a aumentar su sueldo diario. Ellos son el enlace entre el cocinero o cheff, dueño, cajero, barman y todo el equipo que hay detrás de un restaurante. Si la cadena no funciona bien, al final de nada sirve el esfuerzo que le antecede.
La actitud, presencia, los diálogos utilizados por los meseros y la atención son parte del perfil que deberían tener al menos durante la jornada laboral.
Es curioso ver que un carro rodante donde se venden mariscos en el comercio informal, afuera de una plaza comercial en Salagua, esté a su alrededor gente parada comiendo; tal vez el cocinero sea un experto en la preparación de platillos, pero es el vendedor quien posee el carisma para atender.
A veces da la impresión de que los trabajadores de la industria restaurantera nos hacen un favor en atendernos. Aunque parezca increíble, el 10 ó 15 por cierto de propina que suele dársele al mesero como parte de una regla entre los clientes, hayan o no recibido un buen servicio, podría eliminarse para que valoren su trabajo.
Cuando los camareros estén comprometidos consigo mismos, atiendan por gusto y complazcan al cliente sin poner limitaciones, ese día su bolso engordará más rápido de lo que creen, hasta lograrán gozar los mismos derechos y prestaciones que cualquier trabajador asalariado. Si al menos hubiese voluntad, otra cosa sería.
Elsa I. Gonzalez Cardenas
Publicado en El Diario de Colima
el 15 de diciembre de 2011
Manzanillo, Colima,Mex.

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