El 167 creía que no lo iban a reportar, aunque X se lo dijo antes de bajar del camión. Todo inició desde el Barrio 5 del Valle de las Garzas hasta San Pedrito.
167 conducía el vehículo colectivo con más de veinte pasajeros a bordo cuando en el tramo del Colegio St. John’s jugó carreras con el chofer de otra unidad. Al ver esto, X y los compañeros de viaje presionaron las palmas de las manos sobre el tubo oxidado del asiento delantero, tensaron sus músculos contra el plástico duro de la silla, se miraron unos a otros en complicidad, pero ninguno tuvo las suficientes agallas de ordenarle que dejara de manejar a alta velocidad.
El colectivo fue llenándose. Ascendieron a él un grupo de religiosos protestantes para invitar a los viajeros a conocer la palabra de Dios, y por supuesto a visitar su templo. La mayoría estaba integrada por jóvenes veinteañeros rehabilitados de los vicios de drogadicción y alcoholismo. El líder era un hombre de cuatro décadas, acompañado quizá de su esposa; cada uno dio su testimonio que duró más de la mitad del camino.
Al llegar la hora de que X debía bajar del camión en el parador de San Pedrito, 167 tenía prisa de acomodar el móvil para hacer que sus clientes descendieran de manera adecuada. Frente de él, otra unidad ocupaba el espacio principal, entonces se puso atrás de él. A X no le importaba esperar un poco al conductor mientras hiciera las maniobras pertinentes y evitar el descenso a media calle. Ésta argumentó: “Espero a que te acomodes”. Detrás de X, una pareja joven, la mujer cargaba en brazos a un bebé de meses, ambos deseaban bajar del colectivo donde fuese.
X les impidió pasar. Al marcharse la otra unidad, 167 omitió la petición y al ver que ninguno de los viajantes bajó, arrancó.
A unos cuantos metros de distancia, la señora pidió la parada, el conductor accedió en otro lugar sin ser parador. De qué habían servido los testimonios de los chicos sobre la palabra de Dios si a nadie le interesó la seguridad de sus prójimos.
X reportó el suceso a la Delegación de Transporte. El supervisor de esa dependencia citó a 167 en las instalaciones de gobierno para cuestionar la veracidad de los hechos. Él aceptó sólo una falla: “Querer bajar al pasajero en un lugar no establecido”, mas nunca citaron dos cargos más, uno que por alguna razón no viene en el Reglamento de Vialidad y Transporte del Estado de Colima: “Inducir al pasajero a descender a media calle poniendo en riesgo su vida”.
Las sanciones a las que 167 se hará acreedor viene en el artículo 125 de la ley, apartado 70 y 129, Obstáculos y Obstrucciones: “Jugar carreras en vehículos sin autorización”, y “descortesía de los conductores a los pasajeros”.
El tabulador de sanciones indica, para el apartado 70, cubrir el pago de 86 a 100 salarios mínimos y el 129 de 37 a 44 salarios mínimos, sin embargo, si se paga la multa de inmediato o en corto plazo se condonará el 50 por ciento de la cantidad a pagar.
El trabajo de un transportista muchas veces es minimizado por la gente que no suele hacer uso de él, sin embargo, es más indispensable de lo que se cree. Hay dos segmentos en el transporte: el que se encarga de trasladar la mercancía de un lugar a otro a nivel mundial, nacional o local, tales son los casos de la ropa, el calzado, la comida, las carnes, las verduras, los accesorios, entre otros, y el urbano o foráneo. Éstos tienen mayor importancia, pues las vidas humanas son encomendadas al conductor que en varias ocasiones descuida su trabajo para contestar el teléfono, radio o juega en la carretera sin imaginar el grado de responsabilidad de su grandiosa labor.
El 167 deberá aprender su lección sobre el buen manejo del vehículo y el trato que debe darle a los usuarios del transporte público, y la X gestionará con sus amigos y la ciudadanía a que se atrevan a reportar cualquier incidente.
Es mejor no tener miedo e invertir unos minutos de vida al reporte que dejarte llevar por la muerte en segundos.
Quejas con el supervisor de Transporte en Manzanillo: 3143325598, con el señor Agustín Gutiérrez.
Elsa I.Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de ColimaEl 31 de mayo de 2012
Este texto podria tener algunas modificaciones
Manzanillo, Colima, Mexico.