"La importancia de las obras creativas
es que nos hacen sentirnos vivos".
JP Rulfo
“COLIMA es parte de mi tierra”. Esa fue una de las principales frases con la que inició la charla el pintor Juan Pablo Rulfo, hijo del escritor Juan Rulfo, con el público manzanillense, el pasado 29 de septiembre, en el Centro Cultural Salagua.
Como pintor dijo haber heredado la conciencia de actitud que se debe tener ante una labor creativa, un trabajo de mucho respeto y entrega. Las obras de su padre: Pedro Páramo y El llano en llamas, intentan ser una cooperación a la cultura, profundizar en el ser existencial.
Afirmó que es importante fortalecer, recuperar las esencias culturales, el pensamiento, la consciencia de uno mismo en un contexto determinado. La labor del creador de la novela Pedro Páramo yace de eso, independientemente en todos los estilos literarios. De alguna manera, tiene que ver con la acción de cada quien. Se presentan esos cuestionamientos de manera individual; eso debe elegir la vida, ayudar a tener un sentido de permanencia y responsabilidad.
Las cosas, de alguna forma, son parte de nuestra personalidad; es decir, el entorno como un sentido vivo nos hace comunicarnos con las múltiples realidades a las cuales el ser humano pertenece: su historia, familia y deseos. Dentro de la ocupación creativa, la participación del lector es primordial.
Las obras de Juan Rulfo jalaban al lector para introducirse a la realidad literaria. Hace que tengan momentaneidad constante; cada vez que se lee hay una invitación a la aportación de sus propios recursos imaginarios y vivencias personales. Argumenta: “Si cada lector tuviera la oportunidad de leer a Pedro Páramo y si escribieran la interpretación de ella, serían diferentes entre sí”.
Rector UTM, Sec.Cultura, JPR, Dir.Instituto de Cultura Mzllo. |
Las obras de Juan Rulfo jalaban al lector para introducirse a la realidad literaria. Hace que tengan momentaneidad constante; cada vez que se lee hay una invitación a la aportación de sus propios recursos imaginarios y vivencias personales. Argumenta: “Si cada lector tuviera la oportunidad de leer a Pedro Páramo y si escribieran la interpretación de ella, serían diferentes entre sí”.
La actitud de no imponer una visión absoluta, permite al lector que participe bajo sus propios contextos. Cuando una obra tiene vitalidad, será infinita. Mientras exista un lector activo, que tenga recuerdos, emociones, la necesidad de aprender a mirar, a escuchar, incorporar toda esa multidimensionalidad del ser humano dentro de su cultura, será estimulado. La capacidad de entender el mundo es así.
Lo que vemos en esta novela es que a través de un mecanismo estrictamente literario, a un mundo completo, donde escuchamos y sentimos. Se construye de acuerdo a la capacidad.
Pidiéndole
un autógrafo. Libro de los años 70's.
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Autógrafo.
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El saber mirar, escuchar, pensar, sentir, es el contacto de nuestra vida cotidiana, somos seres sensibles, eso es lo que nos dice que estamos vivos. Existe una visión de la habilidad del arte literario para poder evocar, estimular, ser en esencia; esa conciencia hará de la imagen un mejor individuo. El trabajo de Juan Rulfo va dirigido a los sentidos.
La riqueza que existe en el mundo es gratis, está ahí para abrir la puerta. La importancia de las obras creativas es que nos hacen sentirnos vivos.
El escritor de Pedro Páramo utiliza la imagen de Comala como un lumbral para entrar a la ficción, elementos determinados para poder tener acceso a la imaginación. La capacidad de poder bajar del mundo, de lo abstracto a posibilidades concretas. Dentro de la realidad hay también fantasmas. Esto representa una riqueza.
La novela, en 1955, se escribió en un par de meses, pero es producto continúo de más de 10 años. El nombre inicial era “Una estela junto al mundo”.
La obra, por los críticos, fue mal recibida, pues rompía esquemas por no tener orden de tiempo. Menciona por ahí la Revolución, la época de los cristeros, algo circunstancial. No hay tiempo cronológico ni histórico. Lo que narra podría ser desde la creación de Adán y Eva hasta el futuro.
Si uno entiende lo que es realmente la vida humana, la historia del ser, sus potencialidades, su interpretación, las capacidades de comprensión del mundo, no distinguirá el hecho real del recuerdo. Quizá el único momento donde hay orden cronológico es el que se está viviendo en el instante.
El pintor asevera: “Somos seres de múltiples dimensiones a través del tiempo, de emociones y percepciones de las cosas, esa es nuestra esencia. Funcionamos en base a emociones. La obra tiene esa atención, canalizada a las formas esenciales del ser humano”.
La crítica con ella fue rígida, incapaz de entenderla, se quedó corta. Las posibilidades creativas literarias en esa época tenían otra competencia, otra visión, pues está dirigida a lectores del futuro, quien tiene la capacidad, atención de poder pensar las cosas de una manera más amplia, sencilla. Los seres del futuro son personas desarrolladas, sensibles.
Pedro Páramo, novela escrita con personajes sin descripción física, pero aun así uno los entiende. El cincuenta por ciento de la obra está en el lector; el narrador no dice cómo debe de entenderse. El lector es inteligente.
El hijo de Juan Rulfo niega que la novela pertenezca al realismo mágico, pues para él es una reflexión profunda que tiene que ver con la realidad, podría ser metarealística, planteado en algo fundamental en la comprensión del mundo.
Pablo concluyó la plática diciendo: “Lo fundamental de Pedro Páramo es la tierra, una de las riquezas que tiene una nación”.
Elsa I. González
Cárdenas
Publicado
en el Diario de Colima
04 de
octubre de 2012
Manzanillo,
Colima, México
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