Maestros
A José Martín Torres Ríos y
Óscar Adrián Urdiales Castillo
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IR en muletas a la escuela, luego de que el médico le haya dado incapacidad por 7 días a un maestro, es sinónimo de vocación, amor a la profesión y respeto a los estudiantes.
Todos los profesores saben las consecuencias que trae faltar a una sola clase: atraso en la programa. Éste lo realiza el instructor de acuerdo al plan de estudios de cada materia; puede hacerse una programación diaria, semanal o mensual. Ahí se refleja los temas a tratar con los alumnos en el aula, duración por contenido y fuentes de consulta. Por eso son molestas las interrupciones en clase, por el tiempo perdido.
Ayer, un docente argumentó que se sentiría mal si falta a clases y por ningún motivo lo haría; mientras pudiera ir a la escuela, él daría la cátedra, aunque existiera incapacidad médica. Contundente afirmó no tener ausencia tras más de 20 años de servicio. A él lo apodaron Tiburón, un hombre varonil, disciplinado y formal. El alias le vino por una frase vulgar entre la sociedad estudiantil: “Él no se anda con mamadas”.
El Tiburón nunca imaginó dedicarse a la docencia. Cuando egresó de la universidad privada, en los años en que el puerto apenas tenía preparatoria, un amigo de su generación en tono burlesco cuestionó: ¿Para qué te vas a regresar a Manzanillo, un rancho bicicletero?
Por azares del destino, se inició en la docencia. Gracias a eso, venció su pánico escénico. A los pocos años, rindió protesta como director, hasta llegar a ser delegado regional de la Universidad de Colima en dos periodos rectorales.
El Tiburón entregó sus mejores años de vida a la máxima Casa de Estudios, a quien dice, le debe mucho y está agradecido. Aunque ahora ya no ejerce como funcionario universitario, sus compañeros de trabajo, antes subordinados, se acercan a él con gratitud, lo abrazan, se ponen a sus órdenes, le piden consejos, y reconoce haber sido y sigue siendo un pilar insustituible dentro de la Universidad de Colima.
El Tigre, el primer catedrático, trabajador de una agencia aduanal que estuvo en la misma institución educativa en el área de comercio exterior, un chico de 27 años de edad, proveniente de Tampico, continúa siendo la inspiración de muchos profesionistas para llegar a ser un excelente trabajador, en consecuencia, obtener un puesto laboral bien remunerado.
De El Tigre, sus alumnos, ahijados de generación, aprendieron a hacer un pedimento a mano, sí a calcular el costo de los aranceles de equis producto a importar –aunque ya había sistemas computacionales–, derechos de trámite aduanero, resolver los problemas sin pretexto, consultar las leyes aduaneras con sus reglas complementarias y correlacionadas, sin olvidar el Diario Oficial de la Federación, pero lo más importante, aprendieron a “ser gente”, como suele decirse; esto significa no dejar de que el poder y el materialismo se apodere de ti; no cambiar la esencia de la persona.
Hoy en el muro del Facebook de El Tigre, aparece este texto: “Benditos cada uno de mis alumnos y oyentes de clases, porque ellos fueron mi inspiración y motivo para seguir preparándome. Para mí, nunca di cátedras, más bien compartía las enseñanzas y aprendía simultáneamente de todos, no sólo lo que los libros dicen, también lo que la vida enseña. Al final, aprendía más que los estudiantes. Ellos sólo tenían un maestro enfrente, mientras yo 45 guías enfrente”.
El Tiburón y El Tigre tienen dos cualidades especiales: una, ser maestros; dos, la pasión de compartir a otros sus conocimientos.
Si bien en nuestro país, en el área educativa no contamos con un buen nivel escolar, comparado con otros países, no debemos de olvidar por ningún motivo a los maestros que nos tuvieron paciencia y dedicación, quienes nos enseñaron a leer, escribir, contar, dibujar, callar, hacer planas por tener faltas de ortografía, a los instructores que sin tener un título, a lo largo de nuestras vidas han sido parte de nuestra formación.
Recordemos: “Los mejores maestros los tenemos en casa”. Felicidades a todos aquellos que comparten con amor sus conocimientos.
Elsa I. Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de Colima
El 16 de mayo de 2013
Manzanillo, Colima
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