jueves, 20 de junio de 2013

Compañerismo de los comerciantes

A Patricia Camarena Real (q.e.p.d.)
Frida recuerda cuando tenía 20 años de edad y se acercó a la dirección de la universidad para pedir el cambio de carrera profesional. En ese momento, al director le pareció extraña la petición, así que escuchó atento las razones de su alumna de administración de empresas; luego pidió que regresara varios días después; al final de cuentas, debía analizar si la solicitud era posible.

En 1995, la escuela de Contabilidad y Administración No. 2, ahora Facultad de Contabilidad y Administración de Manzanillo de la Universidad de Colima, abrió la carrera de Comercio Exterior. Desde el inicio, el área, por ser una buena opción, interesante y provechosa, fue y sigue siendo muy demandada por los jóvenes. Hubo dos grupos: uno encaminado directamente a ese ramo, y el otro con posibilidades de estudiar informática o contabilidad; a éste se le llamaba “tutifruti”.

Frida revalidó varias materias para nivelarse con sus compañeros comerciantes. Todos ellos de distintas personalidades, con gran liderazgo la mayor parte, aceptaron incluirla en su círculo en el quinto semestre. Un promedio de 55 jóvenes permanecieron cuando se redujeron los dos salones a uno solo.

En aquel entonces, pocas eran las personas que estaban involucradas de manera directa en el área de comercio exterior. Algunas trabajaban en agencias aduanales o hacían sus prácticas profesionales.

El medio centenar de futuros comerciantes, unieron sus alegrías, enojos, las ganas de vivir, disfrutar la vida y viajar para hacer del grupo un equipo. Los apodos vitalicios, por supuesto no faltaron: Potatoe, por haber respondido a la maestra de inglés que papa se pronuncia igual que como se escribe; Nena, por ser tan común escucharla decir a todos tal palabra; Sonrics, a la chica que nunca dejó de sonreír; Bone, a quien lucía un cuerpo muy delgado; Peque, al hombre de gran estatura y pesado, pero con voz y sentimientos tiernos, y no faltó un Firulais, porque la fonética de su apellido sonaba igual que el llamado de un perro.

La primera generación de Comercio Exterior tuvo varios jefes de grupo con corta duración; no aguantaban tanta presión. Cierta vez, un catedrático salió del salón porque según él, los estudiantes no dejaban de hablar; otra vez, el equipo estudiantil levantó firmas donde pedían que tal docente no volviera a impartirles clases. Los comerciantes viajaron a congresos internacionales y visitaron empresas en Guadalajara, Monterrey, Puebla, León, Colima y Tecomán. De ahí salieron dos reinas de la ya entonces Facultad de Contabilidad de Manzanillo: Patricia Camarena Real (qepd), y Kathia Vanessa Bravo Ortiz.

El año 1999 fue en el que se graduaron. Los pocos hombres del grupo lucían su traje negro en la iglesia de Guadalupe, limpiándose el sudor del rostro, y las mujeres vestidas de color gris, estaban acorde de un gran baile. El padrino de generación fue un catedrático metido al cien por ciento en el comercio exterior, Óscar Adrián Urdiales Castillo, quien hasta la fecha ha sido un gran amigo y ejemplo a seguir en el ámbito portuario.

Al paso de los años, los comerciantes continúan con su buen ánimo de compartir, entregarse, brindar la amistad de aquellos tiempos fabulosos que vivieron juntos. Una vez al mes o cada 2 meses, se frecuentan para celebrar un cumpleaños, una boda, la llegada de un hijo, despedida de solteros y cualquier pretexto sólo para convivir.

Tras 14 años de haber egresado, la primera generación de Comercio Exterior de la Universidad de Colima planea hacer una fiesta en 2014, pues 15 años no es cualquier cosa.




Elsa I. Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de Colima
El 20 de junio de 2013
Manzanillo, Colima, Mexico

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