sábado, 5 de julio de 2014

Sin mangas el chaleco


La iniciativa de la “ley chaleco”, hecha por el gobernador de Colima, según declaraciones del diputado Arturo García Arias, fue aprobada por el Congreso local; ésta obliga a todos los motociclistas a portar un chaleco que en la espalda muestre el número de la placa de circulación.

El argumento manejado es porque se han cometido delitos en los últimos meses, de personas a bordo de motocicletas, por lo que es importante reglamentar.

Siendo objetivos y congruentes, dicha medida de seguridad para los motociclistas no es favorable ni desfavorable; en cambio, para las autoridades es muy positiva. Tal vez para los conductores pueda pensarse que es una ley antisegura, debido a la situación de inseguridad que se vive en el estado de Colima y en todo el país. Ellos quizá crean que perderán su privacidad, por llamarlo de alguna manera. Siendo razonables, no hay pretexto, porque toda la información personal está registrada en el departamento de Tránsito y Vialidad de cada municipio.

Por otro lado, los empresarios del área de Comercio Exterior en el puerto de Manzanillo, en específico agentes aduanales, navieros y transportistas, deberían establecer en sus cláusulas de contrato laboral del personal operativo, que se apeguen a la “ley chaleco”. Los tramitadores, embarcadores y mensajeros de oficinas, la mayoría tiene como forma de desplazamiento la motocicleta.

¿Cuántas veces hemos visto transitar por las calles a padres de familia en el vehículo de dos llantas, acompañado de su bebé y mujer, sin que sean multados por las autoridades? En estos casos, sería excelente la aplicación de la “ley chaleco”, por obvias razones: no sólo pone en riesgo la vida de los tripulantes, también a quien resultara ser el victimario; portar el chaleco con la placa, sería más fácil identificar al conductor y, por supuesto, proceder a la sanción correspondiente. Negarse a portar el chaleco por razones antiestéticas es inaceptable; expresar que no es un elemento de protección como el casco, es válido.

Sería conveniente dialogar con el sector conformado por motociclistas, antes de empezar a multar a quienes no porten tal chaleco, así como hablarles de estadísticas en otros países que presumen se han favorecido gracias a su uso, pero no imponerlo sin razón explicativa.

Sobre la marcha que hubo el sábado 28 de junio, en la cual participaron cientos de motociclistas, cuyo recorrido fue del crucero de Las Brisas hasta la Presidencia Municipal, con el fin de protestar contra esta ley, tuvo éxito. Según no hubo distinción alguna sobre las marcas de los móviles, aunque en realidad el conductor de una Harley o Shadow no tiene los mismos fines para estar en contra de la nueva ley; éstos practican el motociclismo por placer, en cambio, para la mayoría, es una herramienta de trabajo.

Lo interesante de todo es saber que no es la primera vez que la sociedad motorizada organiza en conjunto una marcha. Lo hizo hace años, cuando un policía conducía, según recuerdo, en estado de ebriedad, una camioneta de trabajo, la cual se impacta con una pareja de jóvenes que montaban una motocicleta. Ambos –al menos uno lo sé de cierto– era –aún lo es de medio tiempo– dependiente de una agencia aduanal; otra es el recorrido que hacen cada mes de marzo a visitar a la Virgen de Talpa, sin olvidar la participación en la peregrinación en las fiestas guadalupanas del municipio.

Hace tiempo, le cuestioné a un tramitador, un señor que tiene muchos años en el medio, por qué no forman una asociación civil para que todos los asociados puedan apoyarse en futuros accidentes, enfermedades, gastos funerarios, en caso de muerte e indemnización a la familia del acaecido; la respuesta fue: “Estamos en eso, para allá vamos”.

Hasta la fecha, sigo contemplando desde lejos la excelente labor que hacen los tramitadores aduanales, pues gracias a ellos, portamos todo tipo de ropa, consumimos alimentos, accesorios de limpieza, higiene, calzado, textiles, juguetes y hasta tornillos de 5 milímetros, pero sigo pensando que les falta solidarizarse para armar un gremio por el bien de ellos.

Ojalá el gran poder de convocatoria que tuvieron los motorizados, la semana pasada, sea el principio de una asociación, y no sólo sea para protestar. Y que algún día un tramitador diga: “Sin mangas el chaleco, por favor”, llevando el rótulo de una asociación civil.



Elsa I . González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
El 4 de julio de 2014
Manzanillo, Colima

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