martes, 15 de noviembre de 2011

Polvo

He visto fotografías de modelos que posan con polvo blanco sobre la nariz o la cara; a los niños pasar sus dedos sobre las ventanillas traseras de los autos para escribir una sugerencia al dueño del vehículo; el polvo que se encierra en el cuarto cuando estoy absorta en mi mundo y no hago limpieza; la tierra ligera levantarse al subir un cerro, pero el polvo de aguas negras que respiramos en Manzanillo es poco visible ante nuestros ojos, aunque puede percibirse en la quietud a través de un rayo de luz.

En el ambiente existen muchas bacterias y virus que transitan en el espacio. Después del huracán Jova –12 de octubre– siguen los estragos del fenómeno meteorológico. El costo por tener una mala planeación urbana en la ciudad y el desvió del cauce del Río de Salagua hacia el Valle de las Garzas que causó grandes inundaciones en el Barrio 4 y 5, provocó que los tubos de drenaje se rompieran.
Las labores de limpieza por parte de los propietarios de las viviendas, Armada de México, el Ejército Mexicano, salubridad y voluntarios no ha sido suficiente para contrarrestar la suciedad que se respira en la costa. Si bien, se sacó el lodo de las casas que en algunos lugares llegó a medir metro y medio de altura; la tierra con drenaje –ahora seca– vuela por la ciudad.

La conjuntivitis, dengue, problemas gastrointestinales y enfermedades respiratorias son padecimientos que están brotando en la población. Lo malo es que los niños, adultos mayores y las personas delicadas de salud son las más propensas a enfermarse, y para colmo, no todos los enfermos gozan de un seguro médico o cuentan con recursos económicos para comprar medicamentos o suero.

Si hubiera voluntad de resarcir los daños causados a la sociedad porteña por la negligencia en el tema de las inundaciones y rompimiento de la tubería del drenaje, seguro se haría oficial usar un cubrebocas antes de salir de los hogares, habría puestos de prevención de enfermedades en puntos estratégicos del puerto, donde se podrían aplicar vacunas contra la hepatitis tipo A; pasaría a diario el camión fumigador en cada calle de las colonias para matar el mosquito que contagia el dengue, pero, sobre todo, se continuaría con las labores de limpieza en la ciudad, pues ahora parece que en Manzanillo llueve polvo.

En la actualidad, el puerto está bañado de tierra. Tierra buena y contaminada. En parte es gracias a la ampliación de la zona norte del puerto interior y la falta de árboles en los patios de las viviendas, camellones y boulevard generan un calentamiento casi insoportable.

Si bien el termómetro ha llegado a marcar los 38 grados centígrados en otros meses del año, en este tiempo es delicado tener 6 grados menos que antes por las bacterias y el virus que hay en el ambiente.

Las autoridades municipales ya han hecho la labor de ofrecer el apoyo económico a los ciudadanos afectados por Jova, sin embargo, olvidan el apoyo para la salud.

Quizá la población cuente con recursos para pagar una consulta médica en una clínica de medicina similar o particular o estén afiliados al IMSS, ISSSTE o Seguro Popular, pero ése no es el caso. Lo ideal es la prevención de enfermedades, el cuidado en la salud pública. El olvido no limita la responsabilidad del bienestar de la sociedad.
Ojalá no se suscite un brote epidemiológico, porque ahí todos serán susceptibles a la enfermedad, pues en el aire hay polvo negro.

Por mi parte, por más que intenté cuidar los alimentos que ingiero, no me escapé de padecer un malestar gastrointestinal y ardor en mis ojos. Sólo espero que desaparezcan pronto. Por las dudas, empezaré por las mañanas a tomar mis dosis de ajo crudo.


Elsa I. Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de Colima
El 10 de noviembre de 2011
Manzanillo, Colima, Mexico

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