jueves, 21 de febrero de 2013

Carta al presidente municipal



Ayuntamiento de Manzanllo
Grabado sobre linoleo
Enrique Martinez 






SEÑOR presidente municipal, Virgilio Mendoza Amezcua, soy su servidora quien firma el texto, aunque en teoría debería ser al revés, usted es mi servidor y el de la sociedad manzanillense. 
Le escribo en calidad de urgencia por dos simples razones: una, porque me preocupa y amo a Manzanillo; dos, quiero saber en qué puedo ayudarlo. También tengo varias interrogantes para usted. Es de suma importancia despejarlas para desaparecer las dudas: ¿Cree que sea posible transparentar su plan de trabajo, detallar cómo lo va a llevar a cabo o si ya está realizándolo? Tal vez pensará que no leo el periódico, donde los reporteros publican su fotografía y dan crónica de sus acciones. No puedo mentirle, sólo leo las notas que considero importantes, así que a veces lo sigo y otras no. 
Considero primordial un acercamiento consciente entre usted y su equipo laboral para que trabajen con resultados notorios a corto plazo. Por supuesto, estoy consciente de que muchos de ellos desempeñan sus funciones con la vocación de verdaderos servidores públicos, e incluso dejan pasar la hora de la comida con tal de servir a los porteños. En dicha reunión deberían hacer un proyecto sobre el disfrute de estar en armonía en la ciudad.
Le cuento que en la colonia Burócrata, desde el año pasado continúan en el camellón los castillos enormes de alambre recostados en el piso, hoyos de tierra asomando las raíces de los árboles muertos, y barreras plásticas de color naranja impidiendo el paso a los peatones. No vaya a pensar que lo responsabilizo de la acción, sin embargo, pido tomar cartas en el asunto sin esperar la decisión final de la construcción del túnel ferroviario en la zona de San Pedrito, cuyo distribuidor vial está contemplado hacerse en dicha área.  Por otro lado, no sólo ahí, sino en todo Manzanillo, los conductores de vehículos particulares, de empresas privadas hasta de extranjeros, estacionan sus vehículos en franjas amarillas, esquinas y curvas; padres de familia pasean al hijo pequeño en la moto sin siquiera ponerse el casco, y un sinfín de cosas pequeñas que se convierten en grandezas. 
Sabe, desde hace días, lo que más me sorprendió fue ver algunos camiones urbanos circular por las calles sin placas, y cuando las portan, apenas se alcanzan a ver; sobre los gafetes de los choferes, de acuerdo al reglamento de Tránsito y Vialidad, debe de estar a la vista del usuario del transporte urbano; en realidad no es así. 

Cada mañana, antes de levantarme de la cama, sonrío, doy gracias a Dios de estar viva, pido para que durante el día me proporcione paciencia, pues no se imagina cuántas ocasiones la pierdo al salir a la calle, al observar a tanta gente actuando de manera contraria a como se debería vivir en sociedad: en un relativo orden y armonía. 

Por ejemplo, si manejas por el boulevard, percibes la nula seguridad que existe para el peatón al cruzar la acera de la Torre Puerto al tramo de Fondeport, los policías de Tránsito y Vialidad, en muchas ocasiones no les llaman la atención a los malos conductores de los colectivos, que gozan de completa impunidad, y los supervisores jamás abordan los móviles para cuestionar sobre el servicio recibido a los pasajeros.
No es la poca disponibilidad de querer vivir en orden dentro de la sociedad lo que preocupa, sino la indiferencia de convivir en paz y en armonía. Nos estamos convirtiendo en una plaga que crece rápido, donde ya no importa recuperar el respeto del prójimo. Los niños están percibiendo con descaro comportamientos nada amigables de los padres, ante las personas que no están dentro su mismo círculo de clase social. Quizá eso no importa para muchos, pero es un modo de diagnosticar el futuro que les espera a las nuevas generaciones: falta de consciencia y participación ciudadana. Si esto fuese sólo un comportamiento usual en los porteños, créame que jamás le enviaría esta carta; pero seamos sinceros, nos estamos descomponiendo como sociedad, por eso es importante actuar desde la raíz del problema. 
Señor presidente municipal, solicito de favor haga bien su trabajo. Salga un día a la calle sin prisas, ni gabinete, ni guardaespaldas; recuerde viejos tiempos cuando aún no era servidor público o reelegido en su cargo, sea un porteño común, así podrá darse cuenta lo mucho que hemos cambiado, pero para mal. 
De favor, le pido que desaparezca por completo la impunidad para todo aquel que no quiera obedecer las reglas de urbanidad, y esto no sólo va para nosotros los ciudadanos, también para su equipo de trabajo que debe salvaguardar el orden del puerto. Si considera que puede con la encomienda, lo felicito, si no, que el pueblo lo juzgue a través del tiempo por ser un mal político. 
Reitero lo dicho al principio del texto, dígame en qué puedo ayudarlo. Muchas gracias, señor presidente. 

Elsa I.Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de Colima
El 21 de febrero de 2013
Manzanillo, Colima, Mexico 

3 comentarios:

  1. Me parece excelente reflexión de una ciudadana que se ocupa de transformar la realidad. Así como ella, muchos diría, se daría pauta a un referente de cambio y avance. Enhorabuena Elsaí.

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  2. asi deberiamos seguir todos los ciudadanos a nuestros servidores publicos... un ejemplo a seguir Elsai.

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  3. Gracias por sus comentarios. A ustedes los conozco y sé que de corazón aman a su país, y el lugar donde viven,pero sobre todo son personas justas, conscientes que desean vivir en una sociedad responsable y en paz. Sigan en la lucha por ello. Un abrazo.

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