jueves, 11 de marzo de 2010

Las calles de Manzanillo

ISELA aprendió a manejar porque no tuvo opción. No era partícipe de la idea de “tener un carro”. Prefería gastar su dinero, al que llamaba inversión, en viajes a Panamá, Cuba, Nueva York, Guatemala, Costa Rica y algunos estados de la República mexicana; disfrutarlo en comidas y en una buena convivencia con los amigos.
Hace tres años le pidió a su cuñado Óscar que le enseñara a manejar el automóvil estándar de su hermana Dévora, quien salió del país y le hizo el encargo de usarlo y continuar con el pago de las letras del financiamiento durante su ausencia.

Las clases de manejo para Isela fueron en el Parque Industrial Fondeport, nuevos fraccionamientos en Santiago, y Av. Elías Zamora Verduzco. Una noche, la séptima vez que conducía y primera sin instructor, subió al auto para ir al Boras Bar a escuchar las lecturas de los poetas que vinieron de otros estados de la República a participar al Festival de Poesía de Manzanillo. De la zona centro hasta Olas Altas, en coordinación con el pie izquierdo, clutch, el freno, el derecho, la velocidad y apagones de motor, hizo un promedio de una hora de camino.
Con el tiempo perdió el miedo a manejar el auto. Comenzó a fijarse más en las actitudes de los peatones, las condiciones de las calles, los semáforos de tres o cuatro colores, el personal de Tránsito municipal, los conductores, el diseño de los autos, disfrutar más las pinceladas en el cielo al atardecer, sentir el aire sobre el rostro, a tratar de esconder el brazo izquierdo para protegerse del sol, a ser paciente cuando el tren cruza la ciudad.

A la entrada de la playa Miramar, un tope móvil que quitan y ponen de material reciclado, indica a los conductores bajar la velocidad, pues inicia zona hotelera con una seductora vista al mar: Santiago y Salagua; sus calles pavimentadas, sin alcantarillas, banquetas con sillas y mesas de algún establecimiento de comidas como La Sonrisa, carecen de cero áreas de tierra, ¡ni pensar que la tierra sirve para succionar el exceso de agua de lluvia, evita inundaciones! El tramo de Soriana hacia la continuación del boulevard Miguel de la Madrid, aparecen parches en el asfalto; las Brisas, un camino inconcluso, termina el andén de cuatro carriles a cierta distancia; comienza la terracería para incorporarse a un solo carril, el Valle de las Garzas, los topes descoloridos se asoman sorpresivamente, los baches son parte de la estética de la delegación; las caderas de Tapeixtles cada vez más hundidas, un borde de vía de tren se encaja en los zapatos de los vehículos al transitar; el Centro del puerto, la mitad de la Av. México, la calle es nueva, pues el Bicentenario de la Independencia, Centenario de la Revolución Mexicana y cambio de administración pública son motivos de celebración, mientras el resto, los trabajos de construcción siguen en plena temporada de cruceros; las aledañas al mercado Cinco de Mayo, las banquetas deformes invitan a dar un mal paso sin garantía de seguro médico; adentrados a la Hidalgo, a las siete de la noche un vecino roba espacio a la circulación del tránsito para echar mecánica a su auto; la colonia Unidad Padre Hidalgo, lo que antes lucía bonito con sus jardines en la clínica del IMSS, el empedrado y los árboles están en el olvido.
Si Manzanillo es un puerto turístico y del mes de noviembre hasta abril se reciben cruceros, ¡por qué la falta de interés en arreglar las calles, las avenidas y el boulevard Miguel de la Madrid! Hay tarea pendiente de parte de las autoridades correspondientes, construir buenas banquetas para los porteños, en particular para los ancianos y personas con capacidades especiales. Hacer uso de medidas preventivas como colocar, destapar coladeras en las arterias de la ciudad, dejar espacios de tierra, no pavimentar todo para evitar las inundaciones de cada verano lluvioso.
Bien lo dijo el filosofo Fernando Savater en su pasada visita a Colima: “Pareciera que los gobiernos sólo ven a corto plazo, mientras dura su actividad política”, pero si Porfirio Díaz viviera seguro se sentiría orgulloso de ver que el ferrocarril que introdujo en su mandato a Manzanillo, continúa firme en la transportación de mercancías de exportación e importación, como quizá algún día lo imaginó.

Isela aprendió a manejar, a ser más consciente con los peatones y tratar de entender que cada cual conduce un automóvil de acuerdo a la educación y formación del conductor.


Elsa I.González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
11 de marzo de 2010

4 comentarios:

  1. Que puedo decir.... mi escritora favorita, expresando vivencias, pensamientos, cambios.... gracias.... por favor sigue manifestando el sentir de muchos de nosotros a traves de tus letras

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  2. Empiezo a sospechar que no me sale tan mal eso de las letras : ).
    Gracias, voy a intentar otro estilo para no aburrir con la narrativa, espero lograr algo.

    Elsa I.González Cárdenas

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  3. La mala calidad de los materiales, la mano de obra deficiente, sumado a las inclemencias del tiempo, son algunas de las causas que han provocado que el 80 por ciento de las calles de manza estén llenas de baches e hundimientos, Es grato leer tu grito de desesperacion. Me uno a ti. esta vez si estuvo bueno tu articulo JO JO JO ...

    si le entendí.

    Atte. Tu Fan # 1

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  4. Gracias, mi Fan #1, por leer este blog y bueno, qué bien que ya estoy dandome a entender.
    Saludos.


    Elsa I.González Cárdenas

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