jueves, 22 de abril de 2010

Escapistas y Casa Malagua


Regreso al rato, voy a Casa Malagua. –se despide la mujer de su madre.
- Ay hija, yo no sé qué tanto haces ahí si no te pagan.

La mujer poco a poco se aleja y regresa el tiempo para recordar las palabras que le decía años atrás cuando iba al Museo de Antropología e Historia de la Universidad de Colima a un taller literario: “para qué te sirve eso”.
Asociación Civil Escapistas, es una organización no lucrativa encaminados a difundir, realizar, gestionar actividades y eventos culturales en Manzanillo, Colima. Nació de un grupo de amigos entusiastas que tenían las ganas de compartir el gusto por la literatura y las artes, hace aproximadamente siete años.

El acta constitutiva guarda las firmas de: catedráticos, un pintor, una psicóloga, poetas, escritores, aduaneros, administrativos y comerciantes. Un promedio de treinta personas, de los cuales una decena están activos.

En 2003 rentaron una casa de dos cuartos en la calle Colhuas, para abrir las puertas al público en general. Se llamó “Casa Malagua, casa de citas”. Hubo un taller literario, un cineclub y una sala de lecturas para niños. También presentaciones de libros, exposición de grabados y pinturas.
El gobierno del estado de Colima y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), los benefició con un estímulo económico del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (FECA) emisión 2004, en el área de “difusión del patrimonio cultural”, con el proyecto “Casa Malagua”, y recientemente en 2010, misma categoría.

La limpieza, los arreglos de la casa, las invitaciones, la logística y el hospedaje de los artistas que presentaron su obra en el puerto, corría por cuenta de los Escapistas y aportaciones en especie de la gente, pues la beca, aunque era bienvenida, no cubría el total de los gastos.

Los Escapistas trabajaron continuamente por varios años sin importarles las críticas, obstáculos y malas caras surgidas en el camino. Tenían seguidores asiduos en los eventos que presentaban, uno de ellos expresó la buena intención de heredar su casa a la asociación después de morir. Luego, los ánimos de los amigos bajaron. El proyecto se dejó, pero siempre, de alguna forma, los integrantes trabajaron tras bambalinas en eventos organizados por el Instituto de Cultura.
Así surgió Escapistas A.C., un grupo de amigos que no dejó el gusto por las letras y las artes en un lugar donde sólo se le conoce por su comercio exterior y turismo. Muchos dicen “aquí no hay cultura”, y comparan a Manzanillo con la capital u otras grandes ciudades, sin nunca acercarse a una lectura de libro, museo, teatro, algún cuenta cuentos o concierto de piano.

El pasado viernes, 16 de abril, Casa Malagua reabrió sus puertas en la calle Allende No. 10, colonia centro, con la presentación del libro Errante Corazón Urbano, del joven escritor, Julio César Zamora Velasco, nacido en Colima.

FRAGMENTOS DE TEXTO DE UNA PRESENTADORA
Errante Corazón Urbano, dice el autor que lo escribió para cerrar un ciclo en su vida, pero en realidad creo que se engaña a sí mismo, pues está tatuado por muchos personajes. Eso puede verse en sus textos. Se convierte en niño, sentado en una bardita del jardín Núñez, dormido al acabarse la Feria de Colima, cuando los hermanos mayores lo olvidan; el joven de paz que prefiere jugar a las luchas, hablar de grandes futbolistas y citar al hombre increíble (Kalimán) que buscar bronca; en hombre que se enamora en cada esquina en cualquier día de la semana en Jalostotitlán, porque la noche en la plaza huele a rosas; y en hombre de la montaña, porque le gusta el amanecer por descubrir el alba, ¡el hechizo de los colores! Conoce y escucha el arte de la noche. “Sabe que el mérito no consiste en seducir a una mujer, sino en encontrar el amor en la amada”.

Así de seductor es Errante Corazón Urbano. Un libro emotivo de cuentos, crónicas y ensayos, que dejan entrever el alma de un escritor joven pero con muchos fantasmas que merodean su vida, quizá ellos lo protegen de la muerte y nos lo quieran dejar por muchos siglos más”.

Queda claro que hay muchos escapistas anónimos dispuestos a hacer olas en este mar, sólo necesitan una estrella que los guíe en la oscuridad de la noche, y Casa Malagua es una buena opción para despertar la sensibilidad artística.

El hombre bien intencionado antes de morir, en el hospital redactó una carta donde expresó la voluntad de heredar su casa a la asociación, pero los Escapistas no hicieron nada al respecto, y la mujer que se dirige Casa Malagua, sabe que no todo en la vida debe hacerse por dinero, si la satisfacción más grande es hacer lo que te gusta.



Elsa I. González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
el 22 de de abril de 2010
Manzanillo, Colima

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