jueves, 22 de marzo de 2012

Carta a JC de la visita a Zacatecas


                                                     Al amigo poeta Juan Carlos Quiroz
                                                                                                         y Mónica González.

JC, apenas serán las 5 de la mañana. Hace unos minutos llegué a mi pueblo, así nombro a Manzanillo. No tengo sueño, dormí todo el camino desde Zacatecas-Guadalajara hasta Manzanillo.
Te cuento que ayer perdí el autobús de las 8 de la mañana en Aguascalientes para ir a conocer Zacatecas, fue por culpa de la gastritis, este padecimiento demanda el alimento a sus horas, por eso salí de la central camionera a comer un tamal de rajas de chile. Para colmo, el conductor del autobús debe tener sangre europea, partió 3 minutos antes de la hora. Esperé 30 minutos más para tomar otro autobús.

El tiempo de tránsito de Aguascalientes a la ciudad de Zacatecas es de 2 horas y no de una hora y cuarto como dijiste. De cualquier manera, está a corta distancia de ahí, no debía desaprovechar la oportunidad de visitarla.
Durante el viaje observé los cerros desérticos, los cactus y el cielo azul; por unos instantes imaginé la forma de vivir de la gente entre el frío, la sequía y el sol. Las personalidades deben ser distintas de quienes tenemos al mar cerca.
Al arribar recordé tu afirmación: “Si te gusta Guanajuato, te gustará Zacatecas”, mientras recorría las calles empedradas y miraba a detalle las fachadas de las construcciones de cantera rosa. En esos momentos es cuando uno se da cuenta de la genialidad del hombre, capaz de construir ciudades hermosas en medio de la nada.
Por cierto, me sucedió algo parecido a lo que te pasó a ti cuando aguantaste el recorrido con la guía en Real de Asientos, pueblo mágico, Aguascalientes; tu alergia al polvo se complicó en la cueva, sólo para acudir a disfrutar la Pinacoteca de la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, está cerrada desde hace tiempo, y yo que me burlaba de ti.
Mi pie sufrió una ligera molestia quizá porque caminé mal, pero el Museo de Arte Abstracto y el Museo en el Cerro de la Bufa valían la pena conocerlos, pero no tuve suerte, los martes no abren el primero, y el segundo está en remodelación. Ni se diga el teleférico, cuando el viento sopla con fuerza no lo hacen funcionar. El viento casi mueve mi cuerpo. La vista desde el cerro es espectacular, se puede admirar todo Zacatecas. Estuve ahí por pocas horas, el aire estaba muy frío.
Bajé del cerro para ir al Museo de la Mina del Edén, en el interior del Cerro del Grillo, a 180 metros bajo tierra.
El guía que instruyó al grupo, donde era parte de él, dijo que la colección es de un zacatecano de nombre Juan Manuel Navarro, que consiste en unas 300 piedras preciosas y semipreciosas extraídas de minas de Brasil, Estados Unidos, Irlanda del Norte, Marruecos, Perú, India, España, Australia, China, Canadá, Italia, Chile, Bolivia, Madagascar, Inglaterra, Escocia, Malasia, Rusia, Sudáfrica y Pakistán. México está representado con piedras de Zacatecas, San Luis Potosí, Nuevo León, Guanajuato, Oaxaca y Nayarit.
JC, es maravillosa la experiencia de estar en la mina. Ahí todos pudimos tocar algunas vetas de minerales, observar los yacimientos de agua, percibir la quietud, ver todo tipo de piedras, algunos fósiles de caracol, pescados, una mandíbula de tiburón, y escuchar con interés al guía, al decirnos que en aquel tiempo, el promedio de vida de un hombre era de 30 años por haberse contaminado sus plumones por tanto mineral inhalado, y éste al morir heredaba el trabajo al hijo de 11 ó 12 años de edad, quien debía pagar las deudas del padre adquiridas en las tiendas de raya. Después, concluimos contentos el recorrido del museo.
Por último, fui al Museo Pedro Coronel, en la Plaza Santo Domingo. Tuve la fortuna de conocer las obras del maestro zacatecano Rafael Coronel, en su muestra llamada “Retrofutura”, conformada por casi una centena de obras, entre las que se encuentra el dibujo, pintura y escultura. La exposición le rinde homenaje por sus 80 años de vida. Tiene algunos trabajos que conforman una nueva serie de retratos de técnicas originales del quehacer pictórico occidental. En éstas vemos personajes que parecen emerger desde las densas penumbras, iluminados por una luz de incierta procedencia.
Ésa fue la travesía a Zacatecas, la ciudad de la cantera rosa. Ya es hora de dormir.


Elsa I. González Cárdenas
Texto publicado en el Diario de Colima
el 22 de marzo de 2012
Manzanillo, Colima, México



4 comentarios:

  1. Qué bueno que fué carta a alguien! jeje la leí muy quejosa! dió buenos datos, como la vida de los mineros de 30 años! caray! ... pero bueno, es una forma de vivir.

    Espero este chévere...
    Saludos.

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  2. Hola, Fanqui. Sabes que soy quejumbrosa, trataré de ir contra mi naturaleza, lo prometo : ). Saludos con estos labios desérticos sabor a guayaba y polvo de cantera rosa.

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  3. Hector, uno envejece en cada segundo que transcurre : ). Saludos.

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