jueves, 8 de marzo de 2012

Notas de los primeros días de marzo


Querida lectora, feliz
Día Internacional de la Mujer.


3 DE MARZO

“TÍA, vamos al carnaval”, suplicaba Lizbeth un sábado a las 8 de la noche. La tía no quería ir, pues le tenía cierta reserva a ese tipo de eventos populares, no por el hecho de mezclarse con los ciudadanos, más bien por no ser parte del “pan y circo” que el gobierno estatal y municipal se afana a dar a los manzanillenses. También, debido a que ese día había leído las notas de la prensa local donde expresaron inconformidad por la actitud de diva a quien nombran actriz y cantante, Ninel Conde, durante su participación como reina del carnaval el día anterior.



“Tía, vamos al carnaval”, rogaba la sobrina. La mujer, con desánimo, accedió. Las dos pronto salieron de casa para dirigir sus pasos al crucero de San Pedrito por donde pasarían los carros alegóricos y la comparsa. Al arribar al espacio donde está el sitio de taxis, dos hombres ebrios dijeron piropos al verlas. Después cruzaron las vías de ferrocarril. Detrás, una multitud de gente estaba sobre la banqueta observando a los hombres y mujeres bailar al ritmo de la música en las plataformas de los tráileres adornados que avanzaban con lentitud. Estuvieron ahí cerca de una hora. Lo mejor que pudieron presenciar fue a un grupo de hombres guerreros montados sobre unos caballos reales, y el entusiasmo de la sociedad por estar frente al desfile de colores brillantes, escuchar las carcajadas, ver los rostros alegres y risas de los espectadores.
La espera que hizo la gente desde las 6 de la tarde valió la pena. Esa noche, el rey del carnaval fue un actor de Televisa, David Zepeda, quien de buena fe colaboró con la Cruz Roja municipal en asistir a una cena donde los fondos recaudados serían a beneficio de la institución; él no cobró nada. Otro de los momentos que puso a los asistentes contentos fue la famosa Afi Pri, una mujer de cinco décadas que transita muy feliz por las calles del puerto. Ella lucía un vestido largo, color verde limón, éste ceñido a su cuerpo, y una pequeña corona. Afi Pri repartía besos y saludaba al público que la aclamaba. Poco antes de las 9 de la noche, las familias apresuraban su andar, cargando una hielera y también a sus hijos. La multitud se esparció hacia el zócalo donde la fiesta apenas empezaría. La tía y Lizbeth regresaron a casa.

4 DE MARZO
Gladys leyó a través del Facebook el cartel virtual del Festival Internacional de Poesía Joven 2012, el 3 y 4 de marzo. El domingo 4, el programa anunciaba la lectura de poemas de poetas nacionales e internacionales en la explanada del Pez Vela, a las 19:00 horas. En la primera mesa de lectura: Indira Torres Cruz, Carlos Giffard, Yoshie Rivera, Beth Rivera y Julio Serrano; en el intermedio, lecturas multidisciplinarias: Cristóbal Barreto, Jin Poggy y Óscar René Robles, y en la segunda mesa de lectura: Justine Hernández, Ihovan Pineda, Tania Davies, Grace Licea y Miguel León Govea.
Una hora antes de las lecturas, Gladys salió de casa para abordar un camión urbano y dirigirse al centro. Llegó un poco antes de la hora, pero cuando se hicieron las 7 de la noche, la poesía estaba en el mar, no con los poetas que estuvieron ausentes. Nadie comentó sobre la cancelación de las lecturas de poemas, al menos por micrófono. Al parecer, el Festival Internacional de Poesía Joven 2012 que fue anunciado a pocos días de llevarse a cabo, no tocó tierra porteña. Quizá lo mejor fue realizar el evento en un bar privado de la capital.
A Gladys le dio un poco de pena haber difundido la invitación, pero no pasó a más.

6 DE MARZO
“Maestra, usted no se asuste, no pasará nada”. Un alumno intentaba tranquilizar a su profesora, era la primera vez que le sucedía esto.
Eran como las siete y media de la noche, después de salir de clases de la Universidad Tecnológica de Manzanillo, cuando algunos compañeros y yo regresábamos a casa. En el camino nos encontró un comando de siete camiones, entre ellos de la Armada de México, policía estatal y otros. Bajaron de las camionetas hombres uniformados que dieron la instrucción  de detenernos en el terrenal. Lo hicimos.  “Apaguen los motores”, dijeron. El ruido de las motocicletas y los de los automóviles desaparecieron para escuchar la voz del sargento: “Muéstrenme sus identificaciones y tarjetas de circulación”. Mientras obedecía, voltee a ver a un amigo que sometían a revisión. Lo tenían de espaldas sobre la parte delantera de una camioneta. Por fortuna, nadie salió ileso ni tampoco encontraron droga. Sólo fue un retén de rutina que a veces realizan a los estudiantes de esa zona.
Al concluir el retén colectivo, la maestra se marchó nerviosa y el alumno tranquilo.


Elsa I.González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
el 08 de marzo de 2012
Manzanillo, Colima, México

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