viernes, 14 de mayo de 2010

Cabello teñido

Lucy recibió con alegría el mensaje en el celular de su amigo Ánwar: en dos días estaría en Manzanillo, pues él es residente de San Pancho, Nayarit.

El martes se vieron. Primero fueron a comer, conversaron los temas que guardaron por más de un año; después fueron a la estética, aunque en realidad era un instituto de belleza, esos que cobran menos por el servicio y las escultoras son alumnas. Ánwar, con la loca idea de tener el cabello como Renton, personaje de la cinta Trainspotting que se exhibió en las salas de cines en el año 1996, lucía contento.
Frente a ellos, espejos por doquier. Veinte minutos de espera. La cultora de belleza hizo la mezcla de peróxido con otro químico. En pocos minutos lo aplicó sobre el cuero cabelludo del cliente.

Años atrás, el hombre estuvo a cargo del proyecto de construcción del campamento ecológico en Francisco Villa, en el poblado de Jalipa. Él, con su equipo de trabajo construyeron tirolesas, puentes colgantes, baños ecológicos, compostas de desperdicios orgánicos, temascales –baños de vapor–; hornos de adobe y reutilizaron llantas de autos. Al concluir el proyecto, aspiró a impartir clases de Ecología en una preparatoria privada. La solicitud de empleo no tuvo éxito. La directora del plantel requería a un hombre con título universitario.

Lucy, desde la educación básica hasta concluir la carrera universitaria puede recordar nombres de quienes consideró buenos maestros: Mary Cruz, Camerina, Alfredo, Ceballos, Ponce, Luisa, Armida, Manuel, Pirsch, Torres, Urdiales, Socorro y Palos.
Más de una docena en un promedio de 50 instructores. Al resto los llamó malos maestros de acuerdo al desenvolvimiento ante el grupo: falta conexión entre alumno y profesor, siendo evidente el esfuerzo del docente por alcanzarla, y el otro caso, un desinterés total en formar hombres y mujeres de “bien”.

“La educación en nuestro país es mala. Una de las consecuencias es que hay muchos profesionistas egresados de las universidades que no encuentran empleo y lo que hacen es pedir trabajo en instituciones educativas. Tenemos maestros sin experiencia laboral porque no hay oportunidades para que ejerzan”, decía un comentarista de un programa televisivo. Se le cuestionó a una periodista –acreedora de un premio nacional en reportaje por el SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación)– que ejerce su profesión desde antes de salir de la universidad si volvería estudiar la carrera de Periodismo y Comunicación, ya que la vida profesional de un periodista excluye de prestaciones laborales en adición a un sueldo modesto. Dijo que sí. Que sabía que el sueldo es importante, pero que ella ama su profesión. Claro, después buscó con perseverancia hasta lograr tener unas horas de clases para impartirlas, pues tenía conocimiento que ser catedrática le daría seguridad y ciertos privilegios.

Un profesor de cincuenta de años da clases de Inglés en secundaria desde hace más de veinte años, argumenta: “Los estudiantes ya no son como antes, no existe respeto del alumno hacia el maestro y no puedes subir el tono de voz a los chiquillos porque luego se quejan con sus padres y estos van a la dirección del plantel a exponerlo; tampoco debes reprobar a más de la mitad del grupo porque reflejaría ser un mal maestro”. Aunque a veces le cansa estar de tiempo completo en la escuela, disfruta mucho ir por las calles de la ciudad y escuchar desde lejos a los alumnos o exalumnos un grito alegre: “Adiós teacher”, o es detenido para preguntar: “¿Se acuerda de mí?”.

Hay maestros por vocación o por destino. En cambio, hay otras personas que sin impartir clase dentro del aula, son verdaderos guías en la vida de otros. Mucho depende de la percepción del seguidor. Escuchar una cátedra es como ir al Museo de Historia: Al principio puede resultar aburrido si el tema no roba tu atención, pero luego si lees las plaquitas de la vitrina, te das cuenta del origen de muchas
respuestas que desconocías.

Cerca de una hora, la escultura de belleza retiró con agua la masa grisácea que cubría la cabeza del cliente; secó el cabello con una toalla blanca y lo moldeó con una crema de vitamina E, color morado. Él se vio en el espejo sin parar de reír. Lucy y su amigo salieron de la estética felices. A media noche, Ánwar regresó a San Pancho, y ella veces sonríe al saber que tiene un amigo que luce como Renton.




Elsa I.González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
El 13 de mayo de 2010
Este texto , tuvo una modificación en una palabra.

2 comentarios:

  1. No muchos, conocen la película de Trainspotting. que por cierto el actor principal esta en manzanillo, me dijeron los de mexicana de aviación y lo pude conocer y saludar ;).

    Meterte con el SNTE :S

    Me gusto tu articulo...
    Deberias dar recetas de la Vitamina E

    SLDS

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  2. Jaja, bueno, pues es agradable que los artistas vengan a Manzanillo a disfrutar su vida sin estar siempre bajo los reflectores,aunque sabes, tengo la fortuna de tener amigos artistas que visitan este puerto o incluso viven sin ser apreciados.

    Sobre la vitamina E, tomaré tu sugerencia, sí tengo una historia por ahí para contar.

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