jueves, 24 de enero de 2013

Paralibros Las Palmitas

MARÍA Vlasenko pasó a saludar a su amigo, un servidor público, después de ausentarse un tiempo del país. Al llegar a su oficina, con gusto se estrecharon las manos. En la plática, él le propuso coordinar el único Paralibros que hay en Manzanillo, ubicado en la calle Uno de la Unidad Padre Hidalgo. La propuesta le sonó interesante, por lo que aceptó sin complicación. 


De martes a jueves, de 6 a 8 de la noche –aunque en realidad permanece por más tiempo–, se puede ver a María sentada sobre un banco de tela sintética, color amarillo y patas de metal, leyendo en silencio cuentos infantiles en la calle Uno.
 
Desde el primer día que reabrieron las puertas del librero de acero, se le acercan adultos, jóvenes y niños a cuestionar cómo funciona un Paralibros. Ella les explica con paciencia, haciendo hincapié que la vitrina en forma de parador es para toda persona que desee leer y los libros son para préstamo, ya sea para darles lectura ahí o llevárselos a casa por máximo de una semana, sólo proporcionando una copia de su credencial de elector.







En los primeros días, algunos transeúntes que pasaban por el jardín miraban con extrañeza a la mujer; en cambio, los chiquillos, contentos, en cuanto les comentó que pueden coger libros, se asoman a la vitrina, meten y sacan obras literarias o didácticas. Los usuarios principales son ellos que arriban la primera vez con curiosidad a cuestionar si pueden tomar un libro. Llegan acompañados de sus padres, abuelos, tíos, amigos, hermanos o solos. 



María hace un inventario de las obras que tiene y lee textos para recomendar más tarde. Aunque la edad de los niños oscila entre 4 y 11 años, los gustos y la manera en que leen en voz alta son parecidos. Bien puede haber un infante de 6 años que no conoce las vocales, no sabe leer ni escribir, aún yendo a la escuela, como también una de 4 años identificando las letras del alfabeto. Todo depende que los familiares en casa les inculquen el hábito por la lectura. 

Vlasenko identifica a los chicos, observa su comportamiento, los deja que metan, saquen y desacomoden los libros, les indica que las obras infantiles y juveniles están del lado derecho, la de los grandes del izquierdo, pero que no importa cuál elijan. A los infantes les encanta tener la libertad de cogerlos, hojear las páginas, simular que están leyéndolas, cansarse, luego seleccionar otro.



Ella ha tomado un poco de experiencia en el trato hacia los infantes. Al sentirlos demasiado inquietos, trata de hacer una actividad en colectivo entre los visitantes, poniéndolos a leer el mismo cuento, interactuando: cada uno lee una página sin interrupción. Esa actividad le funciona.Hasta el niño más juguetón se sienta a participar. 

Para María es importante leerles un cuento a los chiquillos que no saben leer, sin embargo, a veces, al preguntar si desean escucharla, responden un “no”, pero la mayoría acepta. 



La mujer les comenta a los amigos: “Lo bello de estar en el Paralibros es poder compartir un poco de su tiempo con los infantes, despertarles o seguir fomentándoles la inquietud de fortalecer su mundo imaginario, hacerles comprender la visión del autor en ciertas circunstancias de la vida, instruirlos a reflexionar sobre temas difíciles como la muerte, explicándolo de forma sencilla a través de un cuento, y no sólo eso, también ha servido como centro de reunión  entre los amigos, vecinos y compañeros de la clase”. 



La voz se ha pasado poco a poco. El jardín de Las Palmitas debe recuperar la tranquilidad del lugar, y el Paralibros incentivar a la sociedad a leer gratis un buen libro.



Vlasenko, tiene la coordinacion  del  paralibros para préstamo de libros y cuenta con un Facebook donde empieza a publicar la reseña de las obras que termina de leer –Paralibros Las Palmitas–, y les instruye a los lectores infantiles la forma ideal en que se debe hojear un libro y colocarlo en el librero.


La mujer tiene la esperanza de que existan muchos Paralibros en el puerto para que la gente pueda gozar de una buena lectura. 


Elsa I.Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de Colima
El 24 de enero de 2012
Manzanillo, Colima, Mexico

Este texto pudo haber sufrido algunas modificaciones

de la version original.

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