jueves, 3 de enero de 2013

Somos lo que consumimos


Luego de celebrar la despedida del año 2012 y recibir 2013, algunas calles del puerto permanecen sucias. No precisamente por los restos de globos de Cantoya, cuetitos, cerillitos, luces de bengala, palomas, casquillos de balas o los restos de los juegos pirotécnicos, sino por la basura o, mejor dicho, desechos arrojados en las aceras por la gente local y visitante. 



En la playa de San Pedrito, los vacacionistas instalaron alrededor de cuarenta casas de campaña, que es una buena forma de salir de la ciudad cuidando su bolsillo y hacer rendir el dinero. Las familias convivieron en plena naturaleza, aunque no contaron con baños públicos ni regaderas para ducharse y lucir guapos el 31 de diciembre. Un pequeño inconveniente para ellos y para Manzanillo fue que el clima no fue idóneo, pues las lluvias continúan. 



Sucede que desde el último día del año, el cielo permanece gris, cerrado –así se le dice en la costa cuando no hay sol–, la bruma convierte a los cerros en imaginarios, mientras las raíces de los árboles absorben el agua para apaciguar la sequía durante los próximos 5 meses. Llueve gotas finas, luego arrecia. Esto es consecuencia del frente frío número 19 que se presenta con sorpresa en todo el país.



De varias partes de la República mexicana y de otros países vinieron turistas a festejar con alegría un año más de vida. Esto representa un poco más de ingreso económico al municipio, considerando que los vacacionistas gastan su dinero en víveres, hospedaje, souvenirs –recuerdos– y diversión. 
Es factible hacer un análisis de costo beneficio por parte de Servicios Públicos Municipales, ya que el director de esa dependencia, Raúl Enríquez Rivero, informó a la prensa local la previsión desde el 20 de diciembre al 6 de enero de 2013, una generación de basura o desechos de 230 toneladas diarias. En temporada baja, sólo asciende a 160 toneladas, 70 más en época decembrina, estimando que a la costa arriban cincuenta mil turistas, es decir, cada uno tiene un consumo de 1.4 kilos. 



Se sabe que las siete unidades nuevas de camiones recolectores de basura cubren las rutas trazadas para realizar el servicio de recolección de manera eficaz, sin embargo, esto no soluciona el problema de incremento de los desechos. Lo ideal sería educar a la población en general. Las tres cosas principales podrían ser: concientizar a la ciudadanía a consumir menos alimentos envasados, utilizar platos, cubiertos y bolsas plásticas biodegradables, pero sobre todo a separar los residuos orgánicos de los inorgánicos. 



Es viable considerar, iniciar una formación ambiental desde la célula, es decir, desde adentro. Dar pasos pequeños pero firmes y reducir la compra de productos envasados; adquirir agua embotellada, además de ser caro, no ayuda en absoluto a tener una mejor calidad de agua potable, al contrario, contribuye a tener una espera de cien o de mil años para que el recipiente se biodegradable por completo. 



Organizar campañas de limpieza, motivando a la sociedad a separar sus desechos, pasando un camión recolecto de basura una vez por mes, donde el equipo recolector sólo recoja botellas de plástico, vidrio, aluminio, dentro de sacos de papel periódico, bolsas biodegradables o botes –cubetas de pintura vacías–, ayudaría al ciudadano a contabilizar qué tan consumidor es, cuántos desechos están arrojando a un relleno sanitario que tiene contado su tiempo de vida e incitaría a más de uno a modificar sus hábitos de consumo. 



Una asesoría sobre temas de cuidado al medio ambiente para los vendedores de plásticos y productos desechables contribuiría a la búsqueda con sus proveedores de una alternativa más ecológica de ofrecer al cliente un artículo amigable con la naturaleza. Optar por materiales biodegradables, oxidegradables, incluso desecho de caña de azúcar –sustituye al unicel–, sería excelente. Porque la realidad es que ni los mismos dueños de los negocios conocen de qué material están fabricados los productos ofertados, también es cierto que no les interesa en absoluto saber el daño que están causando a la naturaleza. No olvidemos que nuestro hogar es este, el planeta Tierra, y de él nos alimentamos. 



Buen augurio para todos los integrantes que hacen el trabajo sucio del puerto: los recolectores y personal de limpieza del ayuntamiento, pues gracias a ellos los espacios públicos y privados lucen limpios. 


2013 debe ser un año con metas más limpias, sólo es cuestión de querer y empezar a educar. 




Elsa I. González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
3 de enero de 2013 
Manzanillo, Colima, Mex.

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