jueves, 31 de enero de 2013

Agua sucia y casa verde

Casa verde

SACÓ la cámara de su estuche, la colgó sobre su cuello y sintió de pronto los mismos nervios como cuando tomó un arma en la infancia.

Un vecino que nunca había entablado conversación y que estuvo varios años en la cárcel, le cuestionó si trabaja para algún periódico; ella lo negó.
Sujetó bien la cámara. Comenzó a captar las imágenes de los cuerpos destrozados: las carnes de las caderas que alguna vez fueron frondosas, eran flores marchitas, y piernas mutiladas formaban una hilera. Esa tarde de luna llena, volteó a mirar al cielo, observó que el pino más bonito de la ciudad moriría.
Pasó un gringo a su lado. El hombre le sonrió con aprobación. Se sintió contenta y fortalecida para ir al día siguiente al Departamento de Ecología de su pueblo.

A las 8:25 a.m. arribó a la oficina de gobierno. Cuarenta minutos después, una mujer de vestimenta sencilla y rostro amable entró al Departamento de Ecología. Entre una docena de empleados, fue la única servidora que saludó a los visitantes. Era la directora quien le daría una explicación sobre el derribo de los árboles en el inmueble que abrigó por muchos años a personal administrativo y operativo, comerciantes, enfermeras, estudiantes, mascotas, médicos, novios comprometidos, pacientes y prostitutas: el Centro de Salud. 

La directora escuchó con atención a la denunciante. Recibió las cinco fotografías que en ese momento le regaló. Ambas hablaron de normatividad, haciendo hincapié al Reglamento de Parques y Jardines del municipio de Manzanillo, la irregularidad cometida por el derribo de árboles sin autorización en la avenida Teniente Azueta de la colonia Burócrata para llevar a cabo ciertas pruebas para la construcción del túnel ferroviario, proyecto que está paralizado. Le dijo que daría instrucción al área de Inspección, Verificación y Vigilancia de trabajar en el caso.

La visitante se marchó satisfecha con el nombre y número de id del radio para realizar futuras denuncias a la brevedad (licenciado Víctor Manuel Martínez, 62*130301*60), y llena de esperanza por la vida de los árboles. De cualquier modo, regresaría al día siguiente o seguiría de cerca el proceso de la denuncia.


II AGUA SUCIA

M publica molesto en el muro de su Facebook: “Estoy muy encabronado por ver cómo en el mar a lo largo del malecón del Espíritu Santo, en el centro donde están las lanchas de pescadores y restaurante chino, existe por toda la orilla un chingo de basura, plástico flotante y nadie hace nada. Me da vergüenza publicar esto, pero ojalá alguien haga algo al respecto, empezando por cada uno de nosotros, el personal del ayuntamiento y gobierno del estado. Dónde está la buena imagen que queremos dar al visitante nacional y extranjero? Qué somos, unos puercos? Carajo!”,pero al momento de mencionar a la E para que dé su punto de vista, ésta responde: “Pon fecha para ir a limpiar e invita a tus amigos”. M acepta sin decir cuándo, pues en esa fecha está muy ocupado.

En cambio, la T escucha atento a la E cuando se trata de temas ambientales: “Sabemos que el ayuntamiento municipal no hace mucho a favor de la ecología. Tenemos el agua del mar con desechos, cielo contaminado gracias a la termoeléctrica, a las minas que están explotando por el mineral en tránsito; los conductores de vehículos son incapaces de caminar o tomar un colectivo un día para llegar a su destino; la gente continúa consumiendo cafés en vasos térmicos; las señoras yendo al mercado sin bolsas de mandado; hombres y mujeres profesionistas arrojando botes plásticos en la calle, y lo peor es que todos seguimos siendo consumistas sin importarnos el cuidado del medio ambiente”.
T también actúa a favor de la madre tierra, pone en práctica sus conocimientos, despeja inquietudes y realiza proyectos educativos con la Secretaría de Educación (SE) para mejorar la calidad de vida de los colimenses. 
Aunque la E no tenga títulos ni diplomas de ecología, está consciente de no necesitarlos. Le basta contribuir a la medida de sus posibilidades, evitando el consumo de productos envasados, dar ideas y consejos a muchas letras del abecedario para ponerlos en marcha.

La casa verde y el agua sucia son espejos que tenemos en Manzanillo, reflejos de una sociedad sin movilización ciudadana, sin voz ni demanda para exigir a las autoridades que hagan bien su trabajo; un gobierno poco ejecutante en llevar a cabo acciones viables para un desarrollo sustentable. 
Ojalá no lamentemos pronto quedarnos con la muñeca fea: un puerto carente de belleza natural.




Elsa I. González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
El 31 de enero de 2013
Manzanillo, Colima, Mexico

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