jueves, 14 de marzo de 2013

Palomita y tacha




Minutos después de la una de la tarde del martes pasado, Azul se dirigió a la Presidencia Municipal para cumplir con una de las tantas obligaciones que tiene: pagar el predial. Contenta, caminó por la zona centro, pensando que tendría una deuda menos por liquidar; tampoco pudo evitar imaginar la cantidad de dinero recaudado cada año.

Al llegar a la primera ventanilla de información, saludó a dos chicos que parecían ser las personas que atendían el módulo; enseguida entregó su credencial de elector a uno de ellos, él la recibió para dársela de inmediato al joven que se encontraba leyendo en el monitor de la computadora que tenía enfrente. Azul volvió a saludar con la intención de explicarle al poseedor de su tarjeta de identificación lo que deseaba.

Lo decepcionante es que en ningún momento el servidor público volteó a mirar a su cliente. Reaccionaba como robot: “Vista al monitor y al nombre que indicaba el plástico”. La mujer quería la impresión de la hoja, donde indica el pago pendiente por concepto de predial. Al darse cuenta que el adeudo ya estaba cubierto, tuvo la gentileza de pronunciar, ahora sí, mirando los ojos de Azul: “Ya está pagado”.

Detrás del cristal, Azul detalló el motivo de su visita: pagar dos prediales ajenos, y no resistió en decirle al joven que debería atender bien su trabajo, ya que jamás respondió el saludo ni mucho menos tuvo respeto a su labor, “atención al cliente”.

En él, la inconformidad de la clienta no surtió efecto, ya que en silencio siguió con la misma postura, incluso cuando ella se retiró de la ventanilla para ceder el lugar al siguiente usuario, el empleado se rió, tal vez en son de burla. Azul se quedó quieta, observando el trato que le daba a la nueva clienta, y observó que era el mismo, sin un saludo, mucho menos una sonrisa.

Azul podría hacer dos cosas para mejorar el servicio que ofrece una de las áreas del ayuntamiento de Manzanillo: dar una queja al jefe inmediato o quedarse callada, como todos los porteños contagiados por la indiferencia. Optó por la queja, pero primero fue a la ventanilla de la caja a hacer el pago. Una vez realizado, fue a la oficina del director, jefe inmediato del chico. Con amabilidad fue recibida por éste. Azul le explicó el suceso y vociferó con palabras distintas, la frase: “Perdone mis pequeñeces o exageración en quejarme, pero en verdad, debe haber un mejor trato. Lo peor es que no sólo sucede aquí, sino en todo el puerto. No es posible que los porteños nos estemos plagando de tanta indiferencia hacia los demás y de hacer lo que nos plazca”.

La postura del hombre fue buena. Agradeció la queja con la intención de cambiar la imagen del departamento, “atención a clientes”. Azul partió del lugar satisfecha, esperanzada en que todo va a mejorar en su tierra natal, antes de desenamorarse de ella.

** La Secretaría de Educación (SE) del estado prohíbe el uso interno de la internet por el mal uso que pudiesen darle el personal administrativo y docente. Por lo que es absurdo pensar tener acceso a una red social de nombre Facebook.

El Facebook es una plataforma mundial, donde los usuarios de dicha red se contactan para compartir y publicar artículos, comentarios, cuentos, chistes, fotografías, información de interés personal o comercial, noticias, poemas, videos, entre otras cosas, todo esto es gratis. Es útil tener el servicio cuando se le da un manejo adecuado; aunque es un arma de dos filos, ya que se puede dar el caso de ser utilizada la información para fines malévolos.

Lo irónico es saber que la misma Secretaría ordena a su equipo de trabajo abrir una cuenta en el Facebook a todo estudiante de los cursos magisteriales; claro, con precauciones pertinentes, no vaya a ser que alguien se entere. El método es que los cursantes abran la cuenta en grupo, con nombre ficticio, es decir, uno podría llamarse “Grupo B”.

El propósito de esta instrucción la desconocen los docentes, sin embargo, para la SEP es importante guardar el silencio, pues sería incorrecto prohibir acciones cuando uno las fomenta.





Elsa I. Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de Colima
El 14 de marzo de 2013
Manzanillo, Colima, Mexico

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