viernes, 26 de septiembre de 2014

Carta a María.

¡HOLA, María!, ¿cómo has estado?, ¿qué tal tus vacaciones en Budapest? Gracias por enviarme una postal, seguro a casa llegará dentro de un mes. Por cierto, sigue guardando el oso de peluche que regresó el servicio de correos, y yo presumía a la familia tener la mascota de los Juegos Olímpicos de Soshi 2014. Por favor, no lo vayas a regalar.

¿Sabes?, el verano me pone de buen humor, contenta, pero también en ocasiones nostálgica. Hoy, por ejemplo, amaneció lloviendo. Cae una lluvia ligera, así que si deseas probar una gota de agua, debes quedarte horas sacando la lengua, recostada en el piso para no cansarte.

Te escribo para contarte sobre el programa en el cual estoy participando, junto con un amigo, en el Cereso (Centro de Rehabilitación Social).

El programa de desintoxicación “Me late dejar las adicciones” se realiza en todo el estado de Colima y es impulsado por el gobierno estatal, a través de la Dirección General de Prevención y Reinserción Social de la Secretaría de Seguridad Pública.

Al principio eran 20 internos –les llamo Chicos In– que entraron al programa, el cual consiste en dejar las adicciones como el tabaquismo, drogas y alcohol, dentro del Cereso.

Nos ofrecimos Javier y yo de voluntarios para impartir un taller de creación literaria y lectura. En él, intentamos crear cuentos, leer, ver películas, cantar, aprender distintas expresiones artísticas; conversamos de temas ambientales, sociales y educativos.

Dos no sabían leer ni escribir; aprendieron gracias al apoyo de sus compañeros. No te imaginas qué lindo fue para mí saber que el más joven de todos leyó el título de un libro, después hizo su tarea en media cuartilla; el otro chico se acercó el mes pasado para preguntar si podía llevarle un cuaderno de sopa de letras, porque el primero le había servido mucho para aprender a escribir. Contenta, acepté, y en la siguiente sesión, ya lo tenía en sus manos.

Lo motivante es que los Chicos In desarrollaron o mejoraron su desempeño literario, tanto que no descarto la posibilidad de lanzar una convocatoria de un concurso de cuento. Quizá también de canto, porque hay un hombre que lo hace muy bien.

Es la primera vez que estoy frente a un público especial, por llamarlo de alguna forma. Gracias al tiempo que he tenido de impartir clases a estudiantes, creo que he podido compartir un poco de mis conocimientos. Javier no tiene problema, es profesor de primaria de tiempo completo y conferencista.

Confieso que he visto algunos detalles en el programa que por supuesto pueden cambiar para bien. En lo particular, nosotros vamos a planear bien el siguiente módulo, que al parecer inicia en octubre. Armaremos el plan de trabajo con actividades específicas. Al final nos evaluaremos como guías para ver el avance obtenido.

Es loable escuchar en voz de los Chicos In, que los voluntarios de la pastoral, no hayan perdido la continuidad de ir a visitarlos. En comparación a la instructora de yoga –que al parecer el Instituto Municipal del Deporte facilitaba para entrenarlos– no concluyó ni la mitad del programa.

María, en todas las sesiones frente al grupo nos enriquecíamos mucho. Había momentos en que los chicos estaban muy inquietos. Por fortuna, lográbamos controlarlos, entreteniéndolos con nuevas enseñanzas. Aunque no creas, son listos, porque luego retaban para ver si manejábamos tal tema.

En cierta ocasión, conversamos acerca de ser un político activo, refiriéndonos a todo el sentido de la palabra.

De acuerdo a la Real Academia Española: “político: actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo”. Esa tarde, cada uno planteó la aportación que hará a la sociedad, una vez que estén en libertad, aunque fue grato saber que más de uno ya hacía labores sociales antes de caer en las adicciones. Hubo un comentario emocionante. El chico se expresó: “Yo cuando salga de aquí, voy a estudiar la preparatoria. Ya tengo días pensándolo”.

Para concluir, tuve que decir cuál sería mi aportación a la sociedad. No dudé ni un instante para responder: “¿Qué haría yo?, pues aquí estoy, con ustedes”.

Pronto se escucharon aplausos de agradecimiento.

Amiga, sé que tú eres una voluntaria en tu país, Rusia. Cuéntame, ¿qué has hecho, cuándo vas a venir a México?

Te mando un abrazo fuerte, desde mi pueblo Manzanillo hasta Moscú.




Elsa I. González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
El 11 de septiembre de 2014
Manzanillo, Colima, México

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