viernes, 26 de septiembre de 2014

No hay puntos medios.


Recuerdo muy bien, hace 15 años, cuando con un amigo –mayor que yo– conversaba sobre el ser. Él cuestionaba si era católica, a lo que respondí: lo soy, pero a medias. De ahí surgió el tema.

El hombre defendía el teorema: “No hay puntos medios. Se es o no”, decía. Esa opinión tuvo que hacer bastante ruido en mi mente, tanto que hasta el día de hoy apenas la entiendo por completo y me atrevo a decir que estoy de acuerdo con ella, aunque no siempre favorezca mis propios intereses.

Algo parecido ocurre en los programas sociales que lanzan con regularidad nuestras administraciones públicas en cada municipio del estado, país, o asociaciones civiles, organizaciones internacionales e individuos, quienes actúan de la manera más incongruente sin inmutarse en lo más mínimo.

Al leer el noticiero por internet y escuchar las notas de la ONU y la Cumbre del Cambio Climático que se está llevando a cabo en estos días, donde se reúnen mandatarios de diversos países, con el propósito de establecer acuerdos para frenar el sobrecalentamiento global, surgen muchas cuestiones referente al ser.

Tampoco puedo evitar dejar de observar a los personajes que portan la bandera de color verde para expresar el sentido ambientalistas, cuando ni siquiera han intentado dejar de ser tan consumistas.

De acuerdo a la Real Academia Española, describe la palabra ambientalista: “dicho de una persona que se preocupa por la calidad y la protección del medio ambiente. Ecologista: persona que propugna la necesidad de proteger a la naturaleza o partidaria de la defensa ecológica”.

Algo parecido pasa con los vegetarianos: evitan comer carne roja y blanca, pero no es extraño ver a más de uno con sobrepeso. Esto se percibe que en su dieta alimenticia no es congruente con las razones del vegetarianismo: salud, respeto a los animales y justicia social. Autodefinirse en ser o no ser no es nada fácil.

Volvamos al punto verde. Ser ambientalista o ecologista, todos lo podemos ser de nombre, así como decir que nos gusta la naturaleza, la cuidamos, respetamos y hacemos proyectos para su cuidado; pero en la mayoría de los casos, es pura imagen publicitaria, pues lo importante es la acción.

Es ilógico reunir a los jefes de Estado de todo el mundo para firmar acuerdos internacionales para retardar el aumento de temperatura en el planeta, disminuir las emisiones de gases efecto invernadero, cuando sólo para llegar a la Cumbre se deben de contabilizar altos costos en viáticos, emisión de contaminantes por viajar en aeroplano, entre otros gastos innecesarios, cubiertos por el país anfitrión o por los ciudadanos del país donde gobiernan.

Para principiarse en el área del cuidado del medio ambiente se inicia una preparación mental y espiritual también. El segundo punto es el principal, porque interviene el ser consciente. Por eso es común ver en la calle, por el televisor, escuchar en la radio o en cualquier lugar donde hasta se paga por ver conferencias de ponentes con largas carreras universitarias, a ecologistas de palabra, haciendo excepción de las personas que se dedican a estudiar a fondo gestiones ambientales de manera científica.

Una forma de iniciarse es tratar de evitar ser consumista: Consumista, el que practica el consumismo; consumismo, tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes no siempre necesarios.

Podría sonar increíble decir que quien es ambientalista con el tiempo corre el riesgo de convertirse en vegetariano, pero es verdad.

En realidad, no es tan malo como lo pintan. Al contrario, es una excelente inversión en salud del cuerpo humano, y al mismo tiempo evitas el gasto y deterioro de los recursos naturales.

Por fortuna, cada vez son más las personas preocupadas y ocupadas por el cuidado de la naturaleza; si no las vemos es porque nos rodeamos de gente que no realiza esa práctica. Al cuidar a la madre tierra, conservamos nuestra estadía, pues nos guste o no, todos somos uno.

Aquel amigo que sembró la duda del ser o no ser lo dejé de ver días después de la conversación. Si lo volviera a ver, entonces contestaría a la cuestión: no soy católica, no por ahora.



Elsa I. González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
El 22 de septiembre de 2014
Manzanillo, Colima, México.

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