miércoles, 17 de febrero de 2010

La fortaleza de la institución

Fue bautizada por Guillermina Cuevas como La Fábrica de Quesos. Después alguien se atrevió a decir que había hongos. Entonces se le cambio el nombre a “La Casa de los hongos”, no por ser un espacio alucinógeno aunque bien pudo serlo, más bien fue de expresión cultural, con talleres de música, literatura, pintura. Fungía ser el Instituto de Cultura de Manzanillo.

Sí, debió haber demasiada humedad en el lugar enclaustrado y en desuso. La epidemia de la influenrcia estacionaria seguía escribiéndose en las estadísticas del puerto, por lo que se creyó ser una amenaza a la salud pública el hecho de reabrir sus puertas. Tal vez fue la razón por la que se optó dividir algunas funciones en dos plazas. Una en la calle Juárez y la otra continúo en la calle López Mateos donde se guarda equipo y material del ahora Instituto de Educación y Cultura
A finales del año 2009 ni las hojas de los árboles de mangos del antes Instituto de Cultura de Manzanillo tenían ganas de caerse. Estudiantes que acreditaban actividades culturales dejaron de asistir a sus clases de pintura, de canto, guitarra… Se dice que fueron un ciento. El contrato de arrendamiento del inmueble fue pactado por doce meses. Los maestros dejaron de emplearse para el instituto. El día quince del décimo mes la Fábrica de quesos dejó de producir quesos para producir hongos.
La entrada principal se mantiene cerrada con candado y cadena después del horario de oficina. Un letrero anuncia la ubicación del antes ICM, sobre la el bulevar Miguel de la Madrid, en espera de no ser un lugar ficticio. Seguro la renta se sigue pagando. Un dinero que bien podría ser aprovechado en la nomina mensual de un empleado de gobierno.
Las clases de pintura se imparten por una Asociación Civil de Pintores manzanillenses en la colonia Las Brisas, un taller de literario en la Biblioteca Municipal Julia Piza Miranda, gracias a las buenas intenciones de alguien que prestó las instalaciones. La danza la sigue coordinando un catedrático en una escuela. Guitarra, piano, canto, perecieron. Mientras la mayoría de los eventos culturales se realizan en la explanada del Pez Vela o en el salón de un hotel para eventos especiales con una módica cuota de recuperación.

Un hijo de un empresario comentó una vez “estoy pensando cómo mover las piezas del dominó” refiriéndose en la forma de trabajar. Un conocido político, dijo “agarramos aquí, tapamos allá y listo. A la gente hay que darle por su lado no puedes decirle no”. Una ama de casa platicó con sus dos hijos” tú lavaras los trastos después de comer, el otro limpiará la mesa”. Qué diría el Director del Instituto de Educación y Cultura porque la ciudadanía desconoce las actividades a realizarse en este 2010. No hay difusión de un programa cultural, a través de la prensa, internet ni al estilo viejo oeste.
Las Instituciones pueden cambiarse de nombre, de personal e incluso directores, pero sus objetivos permanecen, en eso radica su fortaleza, sin embargo, dichos objetivos no pueden cumplirse si la cabeza no da buenos resultados y los resultados no solo son eventos que llenan de alegría al sociedad *sino dar continuidad y reforzar programas y actividades en la promoción de las disciplinas artísticas desarrolladas por creadores, ejecutantes y grupos culturales del municipio, así como de la región*
Si al menos la Fábrica de quesos, existiera, seguramente se estaría comiendo quesos frescos en el puerto.



*Plan municipal de la cultura.
Pag. http://www.manzanillo.gob.mx/cultura/plan.html


Publicado en el Diario de Colima
28 de enero de 2010
Elsa I. González Cárdenas

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