jueves, 16 de junio de 2011

¡Qué calor!



Danielle apenas sabe decir unas cuantas palabras: agua, bye, gato, moon, papá y mamá. Cuando escucha volar un avión o ve a los pelícanos pasar cerca del mar, estira el brazo, abre y cierra la muñeca de su mano, dice adiós en inglés, sonríe y enseña sus dos únicos dientes de leche.

Apesar de que la casa donde vive tiene bastante ventilación para permanecer fresca, no es suficiente en tiempos de calor. Rogelia, su madre, a veces se queja o maldice al clima por ser tan caliente y mete a la hija a la bañera por más de tres ocasiones al día; por las noches enciende el aireacondicionado para dormirla, pero a Dany no le importa si hace calor o frío, ni siquiera le molesta.
Según el estado del tiempo, Manzanillo tiene una temperatura promedio de 33 grados centígrados a la sombra con un mínino de 23. Mayo y septiembre son los meses más calurosos del año, también abarca algunos días de junio por ser víspera a las primeras lluvias de verano.

El director local de Proteccion Civil, David Sánchez Nogales, declara en la prensa local, un día después de haber pasado el huracán Adrián: “Mar adentro en la costa de Manzanillo, dejó a su paso una sensación térmica de 45 grados centígrados”.

La sensación térmica es la sensación que se da en las personas, es decir, la que tiene en función de los parámetros que determinan la temperatura que posee el ambiente en el que se encuentran; sin embargo, medir la sensación térmica depende de muchos factores y no es de caracter universal, va de acuerdo a las actividades que estemos realizando, el estado de salud, la edad, al aire, entre otros. “El valor que se calcula para la sensacion térmica es subjetivo".

Lo paradójico es que muchos se quejan del calor, pero a pocos les interesa saber las razones del padecimiento, menos les ha de importar cuidar a la naturaleza. Si al menos en las casas hubiesen árboles frutales para que den sombra: granada, guanábana, guayaba, limón, mango, papaya, tamarindo; o los dueños de las viviendas no mandaran encementar el único lote de área verde que suelen tener para mantener menos caliente el inmueble.

Pareciera que ser quejumbrosos ante la Madre Tierra fuera la solución al daño que día a día se le causa. El ser humano tiene corresponsabilidad del desequilibrio que sufre nuestro ecosistema.

Recordar las famosas "erres": reciclar, reducir y reutilizar, es la moda en instituciones educativas de nivel básico, pero no debe olvidarse que lo más importante es reducir, evitar el gasto de energía que se consume para poder producir tal producto o servicio.

Por mencionar algo: para fabricar botellas de plástico (PET) se requiere casi la misma cantidad de energía que para hacer botellas de vidrio. Sin embargo, para producir un kilogramo de resina de plástico se necesita casi nueve veces más energía que para producir un kilogramo de vidrio. El vidrio puede ser reciclado en una nueva botella, mientras que la botella de PET es más probable que sea reciclada como otro tipo de producto.

“La fabricación de resina de PET genera más emisiones tóxicas (de níquel, etilbenceno, óxido de etileno, benceno) que la fabricación de vidrio. La producción envases de PET genera 100 veces más emisiones tóxicas al aire y al agua que la misma cantidad de envases de vidrio”-Berkeley Ecology Center, April 1996- y como ironía en el Ártico, una región olvidada tras el fin de la Guerra Fría regresa a la política internacional como una zona de posibles disputas, gracias al calentamiento global.

La importancia de la región volvió al primer plano en la última semana gracias a la filtración de cables de Wikileaks sobre el tema y a un reclamo que anunció Dinamarca. Se estima que la capa de hielo que cubre el Ártico protege en torno al 25 por ciento del petróleo que queda por explotar en el planeta, lo que colocaría a la región al mismo nivel que Arabia Saudita en cuanto a depósitos de “oro negro”. También es rico en gas natural, carbón, hierro, plata, oro, zinc e incluso se dice que rubíes.

El deshielo está haciendo que estos recursos naturales sean más accesibles sobre todo para Estados Unidos, Canadá, Rusia, Dinamarca y Noruega, que son los países que tienen líneas fronterizas con el Ártico.

El desastre ecológico va en aumento a la par con las olas de calor que se vive en todo el mundo, depende de cada individuo si vale la pena quejarse o contribuir a la agonía del planeta.

A Danielle le gusta admirar a la luna. Su mamá a diario baja con su hija a la terraza a buscarla al ocultarse el sol; la infante voltea a ver el cielo a todas direcciones, al encontrarla señala con el dedo y grita feliz: “The moon”, mientras el sudor moja la cabellera de su cabeza.


ELSA I. GONZÁLEZ CÁRDENAS
Publicado En El Diario De Colima
El 16 de junio de 2011
Manzanillo, Colima, Mexico

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