jueves, 6 de septiembre de 2012

Autoconquista


LA lucha más grande que se tiene en la vida es la autoconquista. Conquistarse es ganar, conseguir algo con esfuerzo, habilidad o venciendo algunas dificultades de uno mismo. Es aprender a manejar las emociones, pensamientos y sentimientos, canalizarlos hacia una acción positiva y deshacernos de lo negativo.

Estamos programados para vivir de cierta forma, que no nos damos tiempo de estar con nosotros mismos: despertar por la mañana, levantarnos, bañarnos, vestirnos, transportarnos a nuestros lugares de trabajo, laborar, quizá hacer pausa por 10 minutos para desayunar, reanudar actividades, descansar para comer, trabajar, salir, transportarnos, llegar a casa, descansar, ver el televisor o atender al marido e hijos, cenar, ducharse y dormir. Lo realizamos de lunes a viernes, con variantes hasta el fin de semana, sábado, mediodía. Eso sucede en la edad adulta. 


Antes de los 18 años, se piensa sólo en cumplir con las tareas, aprobar las materias con buena calificación, divertirse, ayudar en el quehacer de la casa y obedecer a los padres, aunque existen muchos casos en que los jóvenes tienen que trabajar para poder costear sus estudios. 

Cuando se es infante o adolescente, la mente está llena de cuestionamientos internos: “¿Qué voy a hacer cuando sea grande? ¿Qué es eso, para qué sirve? ¿Por qué mis papás se niegan a darme permiso para salir?”. Es la etapa donde la creatividad y las ganas de conquistar el mundo están siempre presentes. La energía irradia en esos jóvenes. Tienen tiempo para todo. Interiorizan antes de llevar a cabo la acción, aunque al último actúen de manera distinta. 

En cambio, en la vejez, volvemos a ser reflexivos, mas no autoconquistados, pues se cree que no hay marcha atrás para rehacer la vida. Los adultos y los jóvenes dejan pasar el tiempo sin autoconquistarse.

Tener la suficiente fuerza de voluntad de enfrentar situaciones incómodas, hablar con la verdad, ser sinceros, cumplir lo prometido, tratar de ser mejores personas, servir al prójimo sin esperar algo a cambio, dejar a un lado las tirrias, las hipocresías, los intereses personales sobre los colectivos, los malos hábitos de comportamiento y consumo, disciplinarse para hacer ejercicio, leer, practicar las artes de acuerdo a las habilidades que uno posee, compartir las enseñanzas, entre otras cosas, es una batalla que no todos nos atrevemos a enfrentar.

De eso se trata la autoconquista: de profundizar sobre el camino que se desea tomar, asumiendo las consecuencias, siempre que no modifiquen el estado humano para mal.
La congruencia es un papel fundamental en la autoconquista. Quien no aspira a ser congruente, sufrirá de conflictos internos; quien no la practica, hará de ésta una costumbre y ha sido conquistado por las banalidades del exterior. 

Cautivarnos es difícil en un mundo donde lo superfluo suele dominar, pero en el reencuentro contigo mismo hay un silencio grande, una quietud espiritual, el amor a la naturaleza, al hombre y al ser. 

En el sistema neoliberal nos programaron para ser incapaces de aislarnos del bullicio, de mantener encendido la radio o el televisor, de adquirir ciertos productos para satisfacer los gustos y hacer la vida más cómoda, de olvidar a escuchar el espíritu y el cuerpo. Porque el cuerpo es un templo y el alma yace bajo la piel.

Al enfermar de una simple gripe, el cuerpo, antes de padecer, avisa, da señales de que algo sucede dentro de ti, entonces debes tratar de no exponerte al aire frío, no consumir alimentos que podrían causarte dolor de garganta, no hablar mucho, entre otras cosas; pero si no atiendes esa alerta, al contrario, vas al bar por la noche a beber cervezas en la orilla del mar, sin duda, al día siguiente pescarás una tremenda gripe que más tarde querrás solucionar yendo a la tienda de droguerías a comprar unas pastillas. Tu cuerpo se recuperará a base de medicamentos con efectos secundarios. Hazle caso a tu templo. 

Osho argumenta: “Si la gente estuviera dentro de su cuerpo, nadie se perdería esa maravilla llamada orgasmo. Escucha a tu cuerpo, sigue a tu cuerpo. La mente es tonta, el cuerpo sabio”. 

Mantener en equilibrio el alma, cuerpo y la mente es parte de la autoconquista, una batalla interna, constante. El guerrero eres tú. Una vez incursionado en ella, empezarás a dominarte, pero, sobre todo, a quererte. De ti depende si desprogramas el chip de tu mente. 




Elsa I.Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de Colima
El 06 de septiembre de 2012
Manzanillo, Colima, Mexico.

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