domingo, 15 de diciembre de 2013

El abuso perjudica al prójimo

A Osiris Andrew (qepd).
Desconozco qué está sucediendo hoy en día, o tal vez sea yo quien está pasando por estas situaciones.

Tuve una formación poco conservadora, con pensamientos liberales. Gracias al mal tino de mi padre, respecto a la decisión del sexo, nacimos puras mujeres en la familia. También, tiene parte de culpa el origen de mi madre, que es de Michoacán. Ambos, sin tener plena conciencia, hicieron un experimento de pensamientos. El resultado no fue tan bueno, debo aceptar que soy quejumbrosa, criticona y poseo un carácter de los mil demonios cuando la gente se pasa de lista. De las cosas buenas, si es que las poseo, no hablaré.

Volviendo al punto inicial. En casa, mi mamá me instruyó a no abusar de los demás y papá a ser justa, pero sobre todo, a no ser servil, cosa que con los años se da uno cuenta que existen muchos en este puerto.

Mi educación la recibí en escuelas públicas. Puedo sentirme orgullosa que la básica era de buena calidad; los profesores hicieron su trabajo lo mejor posible. Al llegar a la universidad, tuve la fortuna de contar con docentes que decían: “Siempre da un extra en tu trabajo”, algo parecido a la frase de la familia: “No seas medida en la comida, cuando la ofrezcas”.

Ahora pienso en lo que solía decía Osiris Andrew: “Amiga, usted vive en un mundo de caramelo, salga de su burbuja, vea la vida real”. Reía de su frase, después lo mandaba a volar, porque él gozaba discutir conmigo.

Qué razón tenía. Me resistía a aceptar que muchas personas buscan su propio interés a costillas de los demás. No deseaba contaminar mi mente con eso. Estaba programada a encontrarme, de vez en cuando, ese tipo de humanos, pero nunca a estar rodeada de los mismos.

Ahora surgió el problema en el ámbito laboral. Un subordinado prepotente cree que es mejor elemento que mengano, y exige un aumento de sueldo, si no se va. Al momento de partir, deja a su servidora con una vacante importante. Sé que los elementos pueden ser sustituidos, mas no es conveniente dejarlo ir cuando se acerca un proyecto importante. Lo peor es que anunció a los clientes donde laboró, su posible salida.

La deslealtad no se paga con perdones. El daño se resarce con buenas acciones constantes. Es educación formativa, elemental, que en los hogares debe de enseñarse a los hijos. El abuso perjudica al prójimo.

Muchas veces uno desea ser paciente, ir por el buen camino, pero cuando se encuentra con individuos mañosos, lo importante es ser más inteligente que ellos.

Pero ¿cuál es el caso de ser más qué, si al final todos somos uno? Lo que le afecta a él o a ella termina perjudicándonos. Es una bola de nieve pequeña, rodando en el suelo, haciéndose grande al paso, hasta quedar quieta en algún lugar.

Es común encontrarse a ese tipo de personajes en el ámbito político. Parece un requisito primordial. De ahí, el ejemplo es consentido por los ciudadanos, luego adquirido. Tal parece que el siguiente paso es la iniciativa de ley.

Hace días, le cuestioné a una conocida de secundaria sobre su hijo. Ella contestó que había fallecido en un accidente automovilístico. Después vino una de mis preguntas más inoportunas de mi vida: “¿Viajaban por carretera?”, la contestación fue de inmediata: “No, yo iba con mi hijo –de casi 20 años de edad– en la moto, delante de nosotros estaba un camión urbano, llegó otro a gran velocidad y no le fue posible frenar y nos prensó. Estuve en el hospital de Guadalajara, internada. No me habían dicho nada sobre mi hijo, hasta que estuve recuperada. El chofer del camión duró 3 días en la cárcel, luego salió libre”. En seguida, pregunté sobre su otra hija, para cambiar de tema. Minutos más tarde, nos despedimos.

Al retirarme, en silencio cuestioné la razón de la libertad del asesino. Di en el clavo. En el puerto de Manzanillo, muchos de los dueños de las concesiones de transporte público, ya sea camionetas urbanas o taxis, pertenecen a funcionarios, mismos que jamás en su vida han trabajado en esta área.

Por esa razón y otras más, prefiero encapsularme en mi mundo de burbujas. Donde la naturaleza y las obras artísticas tienen demasiada belleza para no apreciarlas. Aunque debo agradecer a la infinidad de personas mal formadas, por darme motivos para encontrar a las buenas almas. Lo siento, amigo Osiris, seguiremos discutiendo en distintos mundos: tú desde el cielo y yo en el de caramelo.



Elsa I. Gonzalez Cardenas
Publicado en el Diario de Colima 
El 12 de diciembre de 2013
Manzanillo, Colima, Mexico

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