lunes, 17 de marzo de 2014

No a la minería en Zacualpan (I)

GABO, me gustaría acompañarlos a los eventos que organizan, sólo que se me complican las fechas con mi horario de trabajo; además, ir hasta Colima, no alcanzo a llegar a tiempo, pero créeme, sí quisiera estar con ustedes.

-Entiendo, pues vamos organizando un festival del maíz en Manzanillo.

Ollín agranda sus ojos ovalados, detiene el parpadeo, estira la piel de la frente y separa sus labios. Gabo argumenta: “Debemos defender nuestro maíz, nos pertenece. No dejemos que se importe el transgénico. Fuera Monsanto”.

El gesto de la mujer permaneció por unos segundos. Silenciosa, pensó en la Madre Tierra, en la infertilidad que le provoca la siembra de semillas transgénicas. Imaginó la manera en que se cultivan las verduras y las frutas; en el veneno que llevaríamos todos los mexicanos a la mesa del comedor, y en las enfermedades posteriores que se suscitarían por consumir maíz transgénico. Volvió en sí, miró a su amigo que traía puestos zapatos hechos por él mismo: huaraches, éstos fabricados con desechos de llantas y lazos de cuero, amarrados hasta la pantorrilla. Sus piernas cubiertas con una bermuda y camisa blanca –muchas veces de manta–, el cabello negro y recogido con una liga. Él, sin lucir impecable a mediodía, es un hombre apasionado.

Ollín tiene que irse. Le pide a Gabo su número telefónico y le dice que llamará antes de visitar Colima, con la intención de coincidir en fechas sobre algún evento a realizarse.

Después de esa vez, no volvieron a cruzar palabra, sin embargo, para saber dónde y qué está haciendo el amigo, basta con leer las notas de los periódicos digitales para enterarse.

La mujer conocía poco sobre el tema de la explotación de las minas que hacen las empresas extranjeras-chinas y canadienses-, concesionadas por el Gobierno mexicano. Tuvo conocimiento gracias a una asociación civil chiapaneca “Otros Mundos, AC”, donde el líder, Gustavo Castro, le hizo ver las atrocidades provocadas por la minería.

Ahora, Gabo estaba luchando en contra del permiso de explotación de la minería en Zacualpan, una comunidad indígena de Comala. Esta vez estaban unidos la Asociación Civil Bios Iguana –a la que él pertenece, liderada por Esperanza Salazar–, la Red Mexicana Afectados por la Minería (Rema), y los habitantes del lugar rechazan tal acción.

Ollín se inquietó al leer a principios de diciembre que su amigo había sido detenido por la policía de Comala, sólo por proyectar material informativo relacionado al tema de la mina, debido a que la población carece de internet. Por fortuna, horas más tarde leyó que no lograron detenerlo, pues los mismos habitantes lo impidieron.

El 11 de diciembre, el Congreso reconoce la demanda de la comunidad indígena de Zacualpan, de “No a la mina” en su territorio comunal, y exhorta al Poder Ejecutivo a no desarrollar ningún tipo de proyecto minero en Cerro Grande, respetar la vocación ambiental y el acuífero más importante que surte agua a 300 mil habitantes de los municipios de Colima y Villa de Álvarez.

A Ollín le renacieron mucho más las ganas de ir a Zacualpan, saber qué estaba pasando en realidad. Gabo, como buen activista a favor de los intereses colectivos y, por supuesto, el equipo que conforma la lucha, invitaron a la sociedad en general a asistir a la posada “Zacualpan, Navidad sin minería”, que se celebró el 14 de diciembre.

La mujer le dijo a su amigo que no prometía nada, pero haría todo lo posible por asistir. Preguntó qué podría llevar para compartir, él sólo se limitó a responder: “Lleva un cartel de apoyo, un poema o una canción, leída o escrita, eso es mejor. Necesitamos solidaridad para seguir. Vigílanos, que no nos detengan”.

Al leer esas líneas, sintió la humildad y el amor de toda la gente que dice “No a la minería”. Ollín iría a la comunidad de Comala a vivir la experiencia en carne propia, a decir con su presencia que los apoya y agrade su acción tan valiente y bella: luchar por lo que les pertenece, nos pertenece: la tierra.





Elsa I.González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
El 19 de diciembre de 2013
Manzanillo, Colima, México




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