lunes, 17 de marzo de 2014

Puro circo: eventos culturales en la laguna del Valle de las Garzas

                                                     
HACE 2 semanas, me enteré por un amigo, a través de Facebook, que se llevaría a cabo un evento cultural en la explanada de la laguna del Valle de las Garzas.

El sábado 18 de enero, ofrecieron un concierto de piano y jazz, Fernando Ramses y Massimo Corpacci, junto con Mariana Bullia, a favor de la preservación de la laguna. Ese día no pude asistir, sin embargo, volvieron a convocar otra actividad para el siguiente fin de semana; esta vez habría actuación, canto y baile.

El primer fin de semana no pude asistir, el siguiente sí.

Era sábado 25 de enero cuando dirigí mis pasos a la explanada de la laguna del Valle. Al acercarme, metros antes escuché la bella melodía El breve espacio, del cantautor Pablo Milanés, interpretada por un artista local. En esos minutos, el andén con manglares se mecía y la escasa agua de laguna burbujeó, seduciendo a los peatones a apresurar su andar. En el camino, interrumpí la caminata para saludar a un amigo, con quien puedo tener una conversación transparente acerca de las obras que se realizan en Manzanillo.

Le cuestioné el por qué de la sequía de la laguna Valle de las Garzas, a lo que respondió: “Esto que ves es un gavión, un cilindro de grandes dimensiones, tejido de malla, relleno de piedras, usado para este tipo de obras hidráulicas. Su función principal es detener el lodo de la laguna para que no se vaya al puerto interior. En sí, es un filtro. Sólo pasa el líquido. Al existir esto, el lodo se queda en la laguna y va aumentando su nivel hasta secarla. Si se dejara pasar la tierra, ésta sería un problema para la zona portuaria”.

La respuesta fue muy simple, tan sencilla, que hasta un niño la podría dar: quitar el gavión; sin embargo, al hacerlo debieran de dragar las aguas del mar de manera continua, generaría grandes costos. También existe otra alternativa: dragar la laguna.

La Administración Portuaria Integral de Manzanillo( API), junto con el Gobierno Federal y la comunidad portuaria, es decir, los empresarios, sabían de antemano que esto sucedería, e incluso las asociaciones civiles involucradas –me atrevo a decir Aciman– conocían de antemano que esto pasaría, pero nadie dijo nada, al menos no en voz alta.

Los eventos culturales que se están llevando a cabo para la preservación de la laguna del Valle de las Garzas –antes estero– son viables, sólo para que la sociedad manzanillense despierte, actúe y se convierta en un ciudadano político.

Describo el concepto de político, de acuerdo a la Real Academia Española: actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, voto o cualquier otro modo.

Hasta el momento, no existe demanda sobre la parcial sequía de la laguna Valle de las Garzas, que se alimenta gracias a las aguas tratadas que son vertidas ahí. Desde hace mucho tiempo, no tiene entrada de agua salada, por esa razón los manglares están modificándose, se alimentan de agua dulce.

La API aún no toma responsabilidad alguna, menos la comunidad portuaria, aunque por fortuna, quieran o no, deberán hacerlo, por su bien y el colectivo. ¿Por qué? Al momento que caigan los fuertes aguaceros en Manzanillo, la laguna no tendrá espacio para almacenar el agua de lluvia. Es parecido a una alberca tapada. El líquido fluirá hacia la delegación del Valle de las Garzas y la zona norte del puerto interior, causándoles a ambas partes inundaciones, grandes pérdidas monetarias y quizá hasta vidas humanas.

El presidente municipal, Virgilio Mendoza, hace una declaración de que se proyecta un programa de rehabilitación de la laguna Valle de las Garzas, en el cual tiene asignado aproximadamente 3 millones de pesos para un plan de manejo y determinar exactamente qué es lo que requiere. A su vez, argumenta que es necesaria la participación del Gobierno Federal y de la ciudadanía.

Lo curioso es que no dice cuándo, ni convoca a la sociedad manzanillense a estar enterada del asunto, sólo realizan eventos culturales en colaboración del Gobierno del Estado, asociaciones civiles y agrupaciones independientes.

Por otro lado, es bastante paradójico que dentro de la explanada de la laguna permitan la venta de café en vasos desechables, hacerse pasar por “ecologista”, pasar al frente del auditorio, tomar un micrófono y no aprovecharlo para instruir sobre el cuidado del medio ambiente con acciones congruentes, o al día siguiente ver que los desechos descansaban en el piso.

La solución para cuidar a nuestra madre tierra es dejar de ser tan consumistas. Convirtámonos en consumidores responsables, debemos comprar productos que no generen tantos desechos que son arrojados a los ríos, mares, a la tierra y al aire. Entre menos importaciones haya, más bajo será el daño a la producción nacional, y se fomentará el consumo de productos nacionales y locales.

El puerto de Manzanillo no necesita medidas correctivas, sino preventivas, cuya solución está dentro de nosotros. Hagamos conciencia de ello.

Después de conversar con el amigo, me despedí. Fui a disfrutar los valiosos eventos culturales en medio del bullicio de la ciudad, mas no desapareció de mi mente la idea de que en esta ocasión son un circo para entretener y distraer a la gente de la realidad prevista años atrás.



Elsa I. González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
El 30 de enero de 2014
Manzanillo, Colima, México

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