lunes, 17 de marzo de 2014

Puntos buenos y malos de los funcionarios públicos


ANTES de concluir 2013, fui junto con unos amigos a dos bares del puerto. El primero que visitamos es el que más nos gusta, porque está frente al mar, hay música en vivo y el servicio es muy bueno.

Llegamos después de la una de la mañana, tomamos un sitio para permanecer en un buen lugar, frente a la banda musical, cuando de pronto llegó un aroma extraño y no era precisamente el olor a cigarrillo, más bien a hierba; recordé el aroma de la marihuana. Mi amiga, quien nos acompañaba en ese momento, argumentó que alguien estaba consumiendo cannabis.

Enseguida volteé a ver quién fumaba ese enervante; no pude ver. Entonces me dirigí con el mesero y el guardia de seguridad para pedirles de favor que inspeccionaran el lugar, pues hay sitios para drogarse, no en ese bar. Ambos hicieron caso omiso, incluso se molestaron por la petición, porque para ellos no existía tal cosa. Tuve que hablar con el dueño del establecimiento, el cual respondió positivamente a mi solicitud, al mismo tiempo que también agradeció la inquietud.

Más tarde, nos fuimos a otro bar, uno que es hotel y en la parte alta hay un piso donde se dan cita muchos jóvenes y adultos para bailar. El hotel consta de seis pisos. Para llegar al último, como quien dice al bar, sólo hay dos formas: por las escaleras angostas, que a lo mucho sólo cabe una persona, o por el ascensor con capacidad máxima para cuatro personas, donde tres de ellas son clientes y la otra es el elevadorista.

Soy muy mala para calcular la capacidad de personas que pudieran caber en el bar, sin embargo, si mis cálculos no me fallan, podría decir que 100 son suficientes para llenar el local. Un centenar de visitantes danzan, beben, conversan dentro, sin contar con medidas de seguridad en caso de que alguna contingencia pudiera suscitarse. Apenas pude observar el extintor pequeño en el área de la cantina, la señalización no estuvo al alcance de mi vista. Lo que es peor, no hay salida de emergencia.

Debo aceptar que nos falta mucha cultura de protección civil, sin embargo, la misma autoridad no nos induce ni invita a pláticas sobre ello, ya que después de un número determinado de personas en un espacio, existe la obligación de los organizadores o vendedores de servicios de dar la información sobre medidas preventivas.

Respecto al consumo de drogas en los bares, en realidad no me asusto, sólo que hay sitios adecuados para hacerlo.

Un punto bueno para el joven que está en la ventanilla de Atención a Clientes, para el pago del predial. El servicio que da es muy bueno, junto con la señora Elena, que sirve de apoyo para los porteños que deseamos saber cuánto debemos sufragar. El tiempo récord de atención fue de 3 minutos, por impresión de varias hojas de pago para este impuesto.

En el servicio de transporte urbano algo está sucediendo en estos últimos días. Los conductores de los vehículos están manejando bien, ya no se sienten tanto lo arrancones y frenazos. Aunque no todo es maravilla, pues sigue habiendo choferes sin vocación.

Lo que tiene una TACHA, con mayúscula, son las autoridades de Tránsito y Vialidad, que brillan por su ausencia, al igual que los parabús o paradas de camiones. Seguimos sin contar con bancas con techos donde indiquen “parada”. En el fraccionamiento Arboledas, desconozco si la esquina, donde venden pollos al pastor, es el indicador de alto, ascenso de pasajeros. Ni se diga en Tapeixtles, frente al bulevar Miguel de la Madrid, pues ya tiene años sin parabús. ¿De plano es muy caro improvisar uno, aunque sea de palapa? Digo, no soy la única persona en todo Manzanillo que anda a pie, sino cientos de ciudadanos que construyen el gran puerto de este municipio.

El punto más bueno para comenzar el año es que se reactiva la vía recreativa. Al parecer, será a principios de febrero; esa es una excelente noticia. Es grato saber que hay gente inteligente que retoma los proyectos factibles de la Administración pasada.

Así que a trabajar, no debemos desistir en los puntos malos, porque se tienen que mejorar. Nosotros, como ciudadanos, necesitamos hacer denuncias públicas para que las acciones se hagan, ya que somos los ojos del Gobierno.

Puntos buenos y malos es una crítica de mejora.





Elsa I. González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
El 23 de enero de 2014
Manzanillo, Colima, México

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