lunes, 17 de marzo de 2014

A caminar y falta de parabuses


UNA de las recomendaciones que dan los médicos a sus pacientes con problemas de sobrepeso, diabetes e hipertensión es hacer ejercicios cardiovasculares; éstos también conocidos como aeróbicos, son de baja o media intensidad, que dependen más de la capacidad de oxigenación que de la fuerza física, y nos ayudan a quemar calorías.

Muchas personas creen que caminar distancias del trabajo a casa o viceversa es bueno para la salud; en efecto, es una acción positiva para el cuerpo, sin embargo, no es suficiente para ser considerado “ejercicio”, debido a que las condiciones para realizarlo no son las óptimas.

¿A qué me refiero con “no son las óptimas”? Bueno, para iniciar, prepararse para asistir a un gimnasio, pista deportiva, salir a la calle a caminar o correr, la persona está mentalizada que hará una actividad física por un determinado tiempo, sin parar el proceso de movimiento; es decir, no habrá oportunidad de detenerse con fulanito, mengano a charlar al encontrarlo; quien se ejercita debe portar ropa y calzado deportivo. Nada qué ver con una caminata después de concluir la jornada laboral.

Caminar 30 minutos o más a diario es una acción buena para mantener al corazón y algunos músculos del cuerpo en excelente estado; es cuestión de adquirir el hábito para hacerlo, después se volverá una adicción sana.

Hoy por la mañana caminé 14 minutos de casa al área de trabajo; eran las 6:30. En el tramo del crucero de Valle Alto, frente a una gasolinería, permanece un pequeño tramo de banqueta y alumbrado, no público, más bien de la tienda colimense de autoservicios; después, el monte y la oscuridad se adueñaron 3 minutos de camino. Abrí bien los ojos. A pesar de ser zonas habitacionales, esos rumbos son populares. El detalle es que recordé con cierto pesar la falta de concreto en el espacio público; en ese mismo instante, escuché unas pisadas detrás de mí. Un hombre y una mujer corrían vestidos con ropa deportiva. Al principio, los admiré, luego les mandé las bendiciones para que ninguno de los dos se cayera. Cómo no caerse si había bajo tierra trozos de pavimento y no existía iluminación suficiente.

Contrario al panorama anterior, en la cancha con piso de tartán, en el Valle de las Garzas, Barrio 3, hombres y mujeres de todas las edades caminan y trotan a paso firme.

Cuando se es peatón durante toda la vida o por lo menos durante muchos años, por razones obvias deben de levantarse temprano para llegar a las citas y compromisos a la hora acordada. Una de las ventajas que conlleva a eso es que todo el tiempo estás en constante movimiento; también observas a detalle lo que hay a tu alrededor. Esta vez, para colmo de los colmos, diré que en Manzanillo carecemos de parada de camiones urbanos o parabuses.

Hay que aplaudir la labor social que hacen algunas empresas para beneficio con la sociedad, pues es una forma de retribuir a los clientes su preferencia. Esto viene a colación porque en El Tajo ya se cuenta, por fin, con un parador metálico. Así los ciudadanos podrán esperar el arribo de los camiones urbanos. En Miramar, en el extremo de la ciudad, el Ayuntamiento Municipal colocó otra parada de camiones; a diferencia del primero, está muy amplio.

Por desgracia, tendré que señalar y calificar con número reprobatorio a las autoridades del puerto –al menos a quien podría gestionar la realización de los paraderos y llevar a cabo la colocación de éstos–, por la falta de conciencia para servir a la población manzanillense, que día con día aborda más de dos camiones, sin tener dónde protegerse del sol o descansar mientras llega la ruta.

Podría mencionar muchos sitos ausentes de parabuses: Tapeixtles, La Joya I, Barrio 2, frente a la universidad privada, entre otras. Por cierto, para transitar del Barrio 3 al 4, los ciudadanos deben subir el puente del Valle, guiar sus pasos por el angosto piso, y todavía llevar a sus niños que van a la escuela. Dios no lo quiera, pero sospecho que podría suscitarse un accidente espantoso.

Ojalá las autoridades se pongan a caminar, para ejercitarse, ya que les hace falta, porque la mayoría tienen sobrepeso. Así como poner manos a la obra en la construcción o gestión de recolectar dinero con empresas portuarias para la creación de parabuses o paradas de camiones.



Elsa I. González Cárdenas
Publicado en el Diario de Colima
El 13 de febrero de 2014
Manzanillo, Colima, México 

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